Hola a tod@s: después de una semana de viaje por Neuquén y Río Negro participando del cierre del Ateneo de Enseñanza de la Lengua en Chos Malal y del Foro de Didáctica de la lengua y la literatura organizado por la Universidad del Comahue en Cipolletti, estoy de regreso en casa y con ganas de seguir contándoles algunas actividades de las III Jornadas de Poéticas de la Literatura argentina para niños. Ya, en próximos post, les contaré una actividad de teatro para jóvenes que vi en Cipolletti.
El sábado 22 de octubre a media mañana participé en el Panel "Un recorrido por la literatura argentina para niños: géneros, poéticas y temáticas" en el que leí un texto que quería postear fragmentariamente hoy -todo es muy extenso-. En esa actividad de las jornadas llevamos nuestras valijas viajeras llenas de libros y expusimos los libros en una mesa en el centro del Auditorio. La idea fue, luego de escuchar mi exposición breve, que los participantes exploraran los libros de la mesa, eligieran algunos para leer y luego para comentar en puesta en común.
Fue una actividad muy interesante porque todos tuvieron la posibilidad de participar, hacer comentarios sobre sus lecturas y sus recorridos exploratorios.
Para compartir hoy, copio abajo algunos fragmentos de mi exposición -los otros itinerarios los iré colgando más adelante-:
El sábado 22 de octubre a media mañana participé en el Panel "Un recorrido por la literatura argentina para niños: géneros, poéticas y temáticas" en el que leí un texto que quería postear fragmentariamente hoy -todo es muy extenso-. En esa actividad de las jornadas llevamos nuestras valijas viajeras llenas de libros y expusimos los libros en una mesa en el centro del Auditorio. La idea fue, luego de escuchar mi exposición breve, que los participantes exploraran los libros de la mesa, eligieran algunos para leer y luego para comentar en puesta en común.
Fue una actividad muy interesante porque todos tuvieron la posibilidad de participar, hacer comentarios sobre sus lecturas y sus recorridos exploratorios.
Para compartir hoy, copio abajo algunos fragmentos de mi exposición -los otros itinerarios los iré colgando más adelante-:
“Un recorrido por la literatura argentina para niños: poéticas, géneros y temáticas”
Un recorrido por la literatura argentina para niños es, de algún modo, un itinerario de lecturas posibles. Es también un recorrido posible, parcial y, seguramente, incompleto. Se trata de un recorte arbitrario en un universo literario amplio y susceptible de ser organizado de muchos modos posibles que da cuenta de los efectos que producen los textos seleccionados y, a la vez, dan cuenta de universos imaginativos que tienen sus propias reglas y lógicas de la fantasía. Este recorrido por la literatura argentina para niños es una constelación de textos, géneros, temáticas, poéticas que arma un mapa posible, una cartografía donde la literatura se lee literariamente; es decir, en este recorrido se apuesta a una lectura donde se recuperan nociones de lo literario que permiten construir sentidos y desentrañar en la lectura las decisiones estéticas, poéticas y discursivas que cada escritor toma cuando inventa y crea un mundo de ficción. A su vez, este recorrido intenta ser un ejercicio de descubrimiento y redescubrimiento de la biblioteca propia, de las lecturas que como lectoras hemos hecho en estos últimos años y, también, puede ser una invitación a que todos ustedes, maestros, profesores, estudiantes, bibliotecarios desanden sus itinerarios en la literatura para niños o vuelvan a husmear en sus bibliotecas o en las bibliotecas escolares para elaborar otros itinerarios de lectura posibles que den cuenta de otros efectos de lectura y de otros modos de leer con otros.
Primer itinerario: Torres de papel Rodeada de libros de todos los tamaños, colores, diseños, formatos, autores decido agruparlos por autores. Así en una pila pongo todos los que tengo de María Teresa Andruetto, en otra todos los de Graciela Cabal, en otra todos los de Liliana Bodoc, en otra todos los de Graciela Montes, en otra todos los de Ricardo Mariño. Estoy rodeada por pilas que tiemblan y amenazan con caerse. Parecen torres de papel inclinadas por su propio peso ya que algunos autores suman más de cincuenta títulos. Cada torre construye, a la vez, un tapiz literario que configura una poética de autor con rasgos particulares que constituyen la voz autoral característica de cada uno de los escritores nombrados.
Elijo, para empezar, una de las pilas para explorar, releer sus textos, redescubrir sus palabras, volver a sentir los efectos de su lectura. Estoy frente a la torre de María Teresa Andruetto. Abro las páginas de La durmiente (Alfaguara, 2010) y me dejo llevar por los juegos de reelaboración y apropiación del clásico infantil “La bella durmiente en clave política y de denuncia social”. Los textos de Andruetto se traman con las ilustraciones de Itsvan para contar una historia de princesas, reyes y reinas pero subvertida. Una durmiente que nace en un reino que le da la bienvenida. Una durmiente que duerme “en una cuna de oro con ribetes de plata.” Una durmiente que duerme y despierta no por los efectos de un hechizo. Duerme para no ver la dura realidad, aquella silenciada: “una vieja muy vieja hurgando unos restos, un niño perdido, una casa con hambre, un almuerzo con papas.” Las ilustraciones de Istvan sobreimprimen otra lectura de la durmiente a través del collage de imágenes de revistas y diarios de otros tiempos donde la figura femenina va mutando de acuerdo a los mandatos de la época. Reviso la torre y encuentro Trenes (2007), otro libro álbum donde Andruetto e Istvan escriben y dibujan a cuatro manos para acercarnos una historia de amor con colores, una historia donde la poesía y la narrativa se entraman y donde Juan y María cruzan sus caminos cuando los trenes en los que viajan, uno amarillo que va al Norte y uno azul que va al Sur se cruzan para acercarnos una epifanía romántica.
Poesía/narrativa pareciera ser un rasgo de la poética de Andruetto que recorre su torre. Sigo hurgando en la torre, intentando que no se caiga sobre mi cabeza, y encuentro El árbol de lilas (2007) con ilustraciones de Liliana Menéndez. ¿Se trata de una poesía o de una narración? Justamente, este texto se mueve entre los límites de un género y otro, tomando aportes de la narrativa en la organización del texto que se divide en tres capítulos y aportes de la lírica por su disposición espacial y el uso de procedimientos y recursos como la metáfora, la anáfora, las imágenes y la autorreferencialidad textual. Se trata de un relato poético donde se tematiza la búsqueda amorosa y se apuesta a un trabajo detallista con el lenguaje y su riqueza polisémicas. Sigo explorando la torre y me topo con Agua/cero (2007) otro libro álbum de Andruetto con ilustraciones de Guillermo Daghero donde también la poesía se entrama con la narrativa en una serie de microrrelatos donde se juega con la sonoridad y el significado de las palabras que se componen y descomponen. El texto se inicia con una puesta en escena de una isotopía referida a la lluvia y a la construcción de un campo semántico donde la lluvia se descubre rica en sentidos y significantes posibles. Sigo curioseando en la torre de papel y descubro Stefano (2004) una nouvelle donde se cuenta la historia de un inmigrante italiano que viene a Argentina a hacer l´América. Es una narración pero también es poesía, se trata de un texto polifónico, una trama de voces donde un yo, Stefano, narra su historia a Ema y un narrador en tercera persona relata la historia de Stefano. Es una novela con una estructura narrativa compleja que nos habla de la identidad, de la memoria colectiva, de quiénes somos a través de un lenguaje fuertemente poético. Uy, descubro un libro de formato más pequeño, con tapas rosadas, se trata de El incendio (2008), otro libro álbum de Andruetto con ilustraciones de Gabriela Burin, una historia mínima donde la poesía se entrama con la prosa y construye un mundo ficcional pequeño pero lleno de sugerentes referencias y posibles lecturas.
De la torre se caen dos libros, se desploman sobre la alfombra Huellas en la arena (1997) y El anillo encantado (1993). Estos dos libros son ejemplos paradigmáticos de cómo Andruetto hace un tratamiento especial de la tradición oral. En estos dos libros nuestra escritora reelabora la tradición a través de la puesta en juego de la transculturación temporal y espacial, lo metaliterario, la hibridación entre la narración y la poesía, la oralidad. Además, trabaja con temáticas poco frecuentes en la literatura para niños como el erotismo que aparece insinuado en la figura femenina a partir de expresiones poéticas o de la utilización de elementos que pueden ser considerados fetiches. Por ejemplo, en el cuento “La mujer del moñito” de El anillo encantado donde el moñito funciona como fetiche y objeto de deseo o en “Abracadabra” incluido en Huellas en la arena donde un guante de cuero negro es un objeto de atracción pero también de perdición. Asimismo, estos relatos dan cuenta de otra construcción de género que subvierte la imagen estereotipada de la mujer en los cuentos tradicionales y en cierta literatura para niños.
Observo las otras torres y pienso en cómo la de Mariño está plagada de textos donde se subvierten los géneros literarios, se juega con el humor y la parodia, se aborda la denuncia social, y se reelabora, también, la tradición de los cuentos populares. Miro la de Graciela Montes y veo cómo se cuelan textos donde se reinventa la tradición literaria como en Aventuras y desventuras de Casiperro del hambre o se tematiza el acto de narrar y al mismo tiempo somos espectadores de su armado como en Otroso. Miro la torre de papel de Liliana Bodoc y me cruzo con una compleja trama narrativa, con varios niveles de ficción, con la apuesta a la épica fantástica y a la memoria colectiva desde Latinoamérica. Ahí, en un rincón, cerca de la palmera está la torre tambaleante de Graciela Beatriz Cabal que amenaza con caerse. Exploro y redescubro su universo literario donde los niños y su relación con el lenguaje tienen un lugar privilegiado como así también las relaciones parentales y familiares. También me encuentro con las figuras femeninas que se debaten entre los mandatos sociales y sus propios deseos como en “La Sra. Planchita.”
Podría seguir haciendo torres de papel pero no puedo. Me esperan otros itinerarios posibles.(...)
Un recorrido por la literatura argentina para niños es, de algún modo, un itinerario de lecturas posibles. Es también un recorrido posible, parcial y, seguramente, incompleto. Se trata de un recorte arbitrario en un universo literario amplio y susceptible de ser organizado de muchos modos posibles que da cuenta de los efectos que producen los textos seleccionados y, a la vez, dan cuenta de universos imaginativos que tienen sus propias reglas y lógicas de la fantasía. Este recorrido por la literatura argentina para niños es una constelación de textos, géneros, temáticas, poéticas que arma un mapa posible, una cartografía donde la literatura se lee literariamente; es decir, en este recorrido se apuesta a una lectura donde se recuperan nociones de lo literario que permiten construir sentidos y desentrañar en la lectura las decisiones estéticas, poéticas y discursivas que cada escritor toma cuando inventa y crea un mundo de ficción. A su vez, este recorrido intenta ser un ejercicio de descubrimiento y redescubrimiento de la biblioteca propia, de las lecturas que como lectoras hemos hecho en estos últimos años y, también, puede ser una invitación a que todos ustedes, maestros, profesores, estudiantes, bibliotecarios desanden sus itinerarios en la literatura para niños o vuelvan a husmear en sus bibliotecas o en las bibliotecas escolares para elaborar otros itinerarios de lectura posibles que den cuenta de otros efectos de lectura y de otros modos de leer con otros.
Primer itinerario: Torres de papel Rodeada de libros de todos los tamaños, colores, diseños, formatos, autores decido agruparlos por autores. Así en una pila pongo todos los que tengo de María Teresa Andruetto, en otra todos los de Graciela Cabal, en otra todos los de Liliana Bodoc, en otra todos los de Graciela Montes, en otra todos los de Ricardo Mariño. Estoy rodeada por pilas que tiemblan y amenazan con caerse. Parecen torres de papel inclinadas por su propio peso ya que algunos autores suman más de cincuenta títulos. Cada torre construye, a la vez, un tapiz literario que configura una poética de autor con rasgos particulares que constituyen la voz autoral característica de cada uno de los escritores nombrados.
Elijo, para empezar, una de las pilas para explorar, releer sus textos, redescubrir sus palabras, volver a sentir los efectos de su lectura. Estoy frente a la torre de María Teresa Andruetto. Abro las páginas de La durmiente (Alfaguara, 2010) y me dejo llevar por los juegos de reelaboración y apropiación del clásico infantil “La bella durmiente en clave política y de denuncia social”. Los textos de Andruetto se traman con las ilustraciones de Itsvan para contar una historia de princesas, reyes y reinas pero subvertida. Una durmiente que nace en un reino que le da la bienvenida. Una durmiente que duerme “en una cuna de oro con ribetes de plata.” Una durmiente que duerme y despierta no por los efectos de un hechizo. Duerme para no ver la dura realidad, aquella silenciada: “una vieja muy vieja hurgando unos restos, un niño perdido, una casa con hambre, un almuerzo con papas.” Las ilustraciones de Istvan sobreimprimen otra lectura de la durmiente a través del collage de imágenes de revistas y diarios de otros tiempos donde la figura femenina va mutando de acuerdo a los mandatos de la época. Reviso la torre y encuentro Trenes (2007), otro libro álbum donde Andruetto e Istvan escriben y dibujan a cuatro manos para acercarnos una historia de amor con colores, una historia donde la poesía y la narrativa se entraman y donde Juan y María cruzan sus caminos cuando los trenes en los que viajan, uno amarillo que va al Norte y uno azul que va al Sur se cruzan para acercarnos una epifanía romántica.
Poesía/narrativa pareciera ser un rasgo de la poética de Andruetto que recorre su torre. Sigo hurgando en la torre, intentando que no se caiga sobre mi cabeza, y encuentro El árbol de lilas (2007) con ilustraciones de Liliana Menéndez. ¿Se trata de una poesía o de una narración? Justamente, este texto se mueve entre los límites de un género y otro, tomando aportes de la narrativa en la organización del texto que se divide en tres capítulos y aportes de la lírica por su disposición espacial y el uso de procedimientos y recursos como la metáfora, la anáfora, las imágenes y la autorreferencialidad textual. Se trata de un relato poético donde se tematiza la búsqueda amorosa y se apuesta a un trabajo detallista con el lenguaje y su riqueza polisémicas. Sigo explorando la torre y me topo con Agua/cero (2007) otro libro álbum de Andruetto con ilustraciones de Guillermo Daghero donde también la poesía se entrama con la narrativa en una serie de microrrelatos donde se juega con la sonoridad y el significado de las palabras que se componen y descomponen. El texto se inicia con una puesta en escena de una isotopía referida a la lluvia y a la construcción de un campo semántico donde la lluvia se descubre rica en sentidos y significantes posibles. Sigo curioseando en la torre de papel y descubro Stefano (2004) una nouvelle donde se cuenta la historia de un inmigrante italiano que viene a Argentina a hacer l´América. Es una narración pero también es poesía, se trata de un texto polifónico, una trama de voces donde un yo, Stefano, narra su historia a Ema y un narrador en tercera persona relata la historia de Stefano. Es una novela con una estructura narrativa compleja que nos habla de la identidad, de la memoria colectiva, de quiénes somos a través de un lenguaje fuertemente poético. Uy, descubro un libro de formato más pequeño, con tapas rosadas, se trata de El incendio (2008), otro libro álbum de Andruetto con ilustraciones de Gabriela Burin, una historia mínima donde la poesía se entrama con la prosa y construye un mundo ficcional pequeño pero lleno de sugerentes referencias y posibles lecturas.
De la torre se caen dos libros, se desploman sobre la alfombra Huellas en la arena (1997) y El anillo encantado (1993). Estos dos libros son ejemplos paradigmáticos de cómo Andruetto hace un tratamiento especial de la tradición oral. En estos dos libros nuestra escritora reelabora la tradición a través de la puesta en juego de la transculturación temporal y espacial, lo metaliterario, la hibridación entre la narración y la poesía, la oralidad. Además, trabaja con temáticas poco frecuentes en la literatura para niños como el erotismo que aparece insinuado en la figura femenina a partir de expresiones poéticas o de la utilización de elementos que pueden ser considerados fetiches. Por ejemplo, en el cuento “La mujer del moñito” de El anillo encantado donde el moñito funciona como fetiche y objeto de deseo o en “Abracadabra” incluido en Huellas en la arena donde un guante de cuero negro es un objeto de atracción pero también de perdición. Asimismo, estos relatos dan cuenta de otra construcción de género que subvierte la imagen estereotipada de la mujer en los cuentos tradicionales y en cierta literatura para niños.
Observo las otras torres y pienso en cómo la de Mariño está plagada de textos donde se subvierten los géneros literarios, se juega con el humor y la parodia, se aborda la denuncia social, y se reelabora, también, la tradición de los cuentos populares. Miro la de Graciela Montes y veo cómo se cuelan textos donde se reinventa la tradición literaria como en Aventuras y desventuras de Casiperro del hambre o se tematiza el acto de narrar y al mismo tiempo somos espectadores de su armado como en Otroso. Miro la torre de papel de Liliana Bodoc y me cruzo con una compleja trama narrativa, con varios niveles de ficción, con la apuesta a la épica fantástica y a la memoria colectiva desde Latinoamérica. Ahí, en un rincón, cerca de la palmera está la torre tambaleante de Graciela Beatriz Cabal que amenaza con caerse. Exploro y redescubro su universo literario donde los niños y su relación con el lenguaje tienen un lugar privilegiado como así también las relaciones parentales y familiares. También me encuentro con las figuras femeninas que se debaten entre los mandatos sociales y sus propios deseos como en “La Sra. Planchita.”
Podría seguir haciendo torres de papel pero no puedo. Me esperan otros itinerarios posibles.(...)
Espero que les haya gustado. Le agradezco a Soledad Pérez por la foto que ilustra el post.
Espero sus comentarios, besos
Val
¡Gracias!. Me ayuda a pensar en un lugar relevante para la literatura argentina dentro de las instituciones escolares de la escuela primaria. Además, este texto me invita a invitar a mis alumnitos a explorar estas nuevas torres de cubos y dejarnos sorprender.
ResponderEliminarMe alegro que el texto sea productivo para pensar otros modos de leer y ampliar el canon de la escuela primaria. Besos,
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