viernes, 8 de junio de 2012

Redescubrir un libro: La línea de Ayax Barnes y Beatriz Dourmec

Esa tarde de viernes, en un café de la avenida Santa Fe, en ese encuentro reparador con mi amiga -la misma que me regaló el libro de Jimmy Liao-, se escondía otro regalo inesperado: La línea de Ayax Barnes y Beatriz Dourmec, editado por Ediciones del eclipse en 2003, y reeditado en 2007 y 2010. Natalia, mi amiga, me contaba que lo había estado trabajando con sus alumnxs del Normal 1 y, me insistía preguntándome si yo lo tenía. No, no lo tenía, pero era un libro que había tenido en mis manos varias veces. Recuerdo, la primera vez, en un seminario interno de capacitadores que había coordinado Marcela Carranza, allá por el año 2003 o 2004, donde generosamente había llevado una valija llena de tesoros de la literatura para niños y yo me había enamorado de éste. Otra vez lo había vuelto a leer en la biblioteca La Nube y otras veces más en distintas ocasiones había llegado a mis manos. Pero no, no lo tenía en mi biblioteca. Natalia, estiró su mano otra vez e insistió en que me lo regalaba. Así que, esa tarde de viernes, me fui con dos hermosos regalos.
La historia de La línea es una historia de alegrías y tristezas. Ayax y Beatriz lo publicaron en 1974, al año siguiente ganaron el Premio Casa de las Américas y, cuando llegó la dictadura, fue uno más de los tantos libros prohibidos. Y sus autores fueron obligados a vivir en el exilio.
Ayax era un ilustrador reconocido que entró en el mundo de la literatura para niños gracias a la invitación de Beatriz, su compañera, que escribía libros para niñxs. Así esta pareja publicó varios libros juntos, entre ellos otros dos que también fueron prohibidos por la dictadura: Una pluma con historia y El pueblo que no quería ser gris.
Como enuncia la contratapa de este libro:
"Una noche de 1974 Ayax dibujó un hombrecito solamente con una línea. La línea, traviesa, se escapó, se alargó y se tendió en el papel. ¿Qué haría el hombrecito con esa línea? ¿Le pasaría por arriba? ¿Se enredaría con ella?"

Si quieren conocer este libro, no dejen de visitar http://www.youtube.com/watch?v=vbR_l1VnKm4
para luego, ni bien puedan, escapar a la librería para poder atesorarlo en la propia biblioteca.
Y si quieren saber más de otros libros prohibidos durante la dictadura, pueden visitar el blog http://librosquemuerden-lagrieta.blogspot.com.ar/ donde hay más información sobre libros para niños prohibidos por la última dictadura.
Espero que les haya gustado, besos,
Val

martes, 5 de junio de 2012

Hallazgos de un día cualquiera VI: ¿cómo se debe educar a las niñas?



Viernes por la tarde. Av. Santa Fe y Pueyrredón. Mientras espero que se haga la hora para entrar a dar clases por ahí cerca, me detengo un rato a mirar la librería Libro Shop, arcón inagotable de hallazgos librescos de esta sección.
Casi sobre la vereda, en una mesa de ofertas de 1 x 15$ o 3 por 40$, entre libros de autoayuda, policiales de serie negra, best sellers, revistas y algún otro género más, casi en el centro de la mesa, me llama la atención un libro de tapas duras, brilloso, con una portada antigua titulado El pensil de las niñas de Agustín Escolano Benito, un investigador español de manuales que hace historia de la lectura y pertenece al cuerpo docente de la Universidad de Valladolid. Este pensil me recuerda, inmediatamente, otro pensil que busqué el año pasado, con fruición, y sin suerte, por las callejuelas del barrio Gótico de Barcelona y más allá de sus límites, en cuanta librería se cruzaba a mi paso, que me habían recomendado dos colegas de la Universidad del Comahue, titulado El florido pensil de Andrés Sopeña Monsalve.
Cuando mis ojos se posaron en esa portada azul claro, recordé al otro pensil y, sin pensarlo mucho, decidí comprarlo. Solo costaba $15 y, sospechaba, iba de ser un hallazgo imperdible. Y así fue.
El pensil de las niñas recorre a lo largo de sus 256 páginas la historia de cómo se educó a las niñas españolas durante buena parte del siglo XIX y XX e indaga en las guías y manuales que se pensaban como programa educativo destinado a las niñas de clase media, futuras esposas y madres en las familias de la pequeña burguesía y de las clases acomodadas. Estos textos recopilaban máximas y diálogos que mostraban modelos de comportamiento y buenas costumbres como así también pautas de urbanidad para las niñas lectoras. Se trataba de presentar un pensil -es decir un florilegio o sendero de flores- "por el que caminar hacia la virtud y el decoro". Es decir, como señala Escolano Benito, "un discurso pedagógico envuelto en metáforas venía a disfrazar lo que en su esencia no era otra cosa que una moral en acción anclada en las convenciones establecidas de la época y sujeta a rigurosas disciplinas."
Algunas máximas y fragmentos para compartir:

Ni fiel, ni supersticiosa
Debes ser, sino virtuosa.

Si en calma vivir anhelas
No te des a las novelas.

Toda novela amorosa
A una niña es peligrosa.

La mujer hacendosa
María limpia el suelo admirablemente. Su mamá le dice que las niñas deben saber estas cosas, pues la que no saba hacerlas no sabe mandarlas.

Cual la flor y el ave, ó niñas,
sed con vuestros preceptores
dóciles y agradecidas.
Ellos son como antorchas
que en las tiniebas os guían.

En tiempos en que, como en la actualidad, sigue estando presente la preocupación en torno a las lecturas convenientes o adecuadas para las niñas y niños, el recorrido por este libro es una buena oportunidad para alejarnos de la moralina literaria y dejar que las niñas recorran textos literarios donde se habla de la construcción de género, la otredad, la muerte, la guerra y tantos otros temas que siguen siendo tabú para muchos mediadores o editores en torno a la literatura para niñxs.
Besos,
Val




domingo, 3 de junio de 2012

¿Quién no quisiera, alguna vez, esconderse en un rincón del mundo?



¿Cuántas veces por situaciones de la vida tenemos ganas de escondernos en un rincón del mundo y, aunque sea por un rato, no salir? ¿Cuántas veces situaciones difíciles que nos tocan vivir en el trabajo o en la vida nos llevan a desear ocultarnos en algún lugar donde nadie nos pueda encontrar? ¿Cuántas veces ese refugio maravilloso ante la adversidad lo encontramos entre las palabras de un libro? ¿Cuántas veces la literatura es el abrigo amoroso que buscamos cuando queremos escapar del dolor, la angustia, la decepción o la tristeza?


En este tiempo de silencio del blog, algunos libros sirvieron de refugio contra los avatares del trabajo y los desencuentros. Uno de ellos, llegó una tarde de viernes en una bolsa amarilla de la mano de una amiga, con la que compartimos el gusto por la literatura para niños y el amor por la enseñanza. Llegó de manera inesperada, luego de una larga charla de café después de mucho tiempo sin vernos. Cuando ya estábamos por despedirnos, estiró la mano y en ese gesto amoroso la bolsa amarilla se desplegó hacia mí y, luego, esa bolsa amarilla me deparó este regalo maravilloso. Un libro que vi el año pasado en una librería de Barcelona y que volví a ver, junto con mi amiga, en una librería del barrio de Palermo en diciembre del año pasado en la presentación de otro libro, de una querida escritora e ilustradora que es Didi Grau. Y, esa tarde de viernes, llegó a mis manos, como un regalo reparador. Esconderse en un rincón del mundo de Jimmy Liao (Bárbara Fiore Editora, 2010) era ese libro que se presentó ante mis ojos sorprendidos por la sorpresa del regalo inesperado.

Este libro cuenta la historia de una niña que tiene la sensación de que el mundo no funciona como ella espera y se esconde en un rincón. En ese territorio resguardado, esa niña encuentra acertijos, recuerdos, canciones, aventuras, sensaciones que necesitan de una persona atenta a esas nuevas vivencias que la alejan de ese mundo que no funciona como a veces, se espera. Como dice el narrador “Al llegar al rincón del mundo, por favor, guarda silencio. Desconecta por completo, olvídate del tiempo; comenzarás a descubrir este mundo extraño y conocido a la vez.” Es un mundo donde se puede leer hasta cansarse, “todo lo que está hecho se puede deshacer”, se puede jugar, “las flores de este lugar al brotar son de piedra, pero luego las piedras se convierten en flores”, la tristeza y la melancolía pueden desaparecer, se pueden ver los sueños y muchas cosas más.




El recorrido de esta niña que siente que no encaja en este mundo o que el mundo no funciona como ella esperaba es de alguna manera cada uno de nosotrxs como lectores que, como la niña, a medida que vamos leyendo, nos vamos metiendo en ese rincón del mundo donde nada es lo que parece, donde todo puede transformarse, donde podemos sanar y ser felices, donde la literatura nos lleva a universos inesperados y donde -cada vez que avanzamos las páginas- descubrimos en una doble página un rincón del mundo inimaginable e increíble. Un rincón del mundo lleno de colores, planos, texturas, perspectivas, estilos donde, a veces, el dibujo está hecho en crayón, otras veces sigue el estilo del cómic, en otras páginas es como entrar a una pintura impresionista, otras veces viajamos de la paleta de un niño a la paleta surrealista, hiperrealista, expresionista, naif y así...




Esconderse en un rincón del mundo es una aventura para descubrir una y otra vez, todas aquellas veces que sentimos, como la niña de la historia, que el mundo no funciona como nos gustaría que funcionara. Es una invitación, también, a leer con los sentidos atentos para descubrir los pequeños detalles que, como secretos, esconden las ilustraciones de este maravilloso libro. Esconderse en un rincón del mundo es un regalo inesperado que, aunque sea por un rato, es un refugio ante un mundo que no siempre es el que esperamos.

¿Cuáles son esos libros a los que volvemos una y otra vez para escondernos del mundo?

Besos,

Val