lunes, 16 de abril de 2012

Las palabras y las cosas



Querría empezar el comentario de hoy sobre el libro Tucán aprende una palabra de Márgara Averbach y Viviana Bilotti, editado por del Naranjo (2010), con las palabras finales del texto: “Las palabras son como frutas maduras. Guardan el mundo adentro”. Estas dos oraciones resumen, de algún modo, el presupuesto teórico y poético del que parte Averbach para contar la historia de Arco Iris, un tucán apresado en la selva que es llevado en cautiverio a la ciudad para ser vendido y, finalmente, llega a la casa de sus nuevos dueños, dos niños que serán la llave para encontrar la libertad.
La historia que cuenta este texto es sencilla, incluso es una temática que ya hemos visto en otros relatos, canciones y poesías pero que aquí cobra otra dimensión a partir del uso de la palabra. Las palabras remiten a las cosas y dan entidad a la realidad, son significantes y significados que re-presentan la realidad y la experiencia. En Tucán aprende una palabra Arco Iris sufre de la no comprensión del lenguaje humano y, por ello, asigna significados a la palabra “tucán”, como lo llaman los humanos que lo rodean, que van variando de acuerdo a las circunstancias. A veces “tucán” quiere decir para Arco Iris “Hola”, otras veces intuye que significa “Lo tenemos, lo atrapamos”, otras veces quiere decir “comida”, otras veces “Adiós” y “Te queremos”. Cada situación vivida le permite a Tucán establecer una relación significante entre la palabra y su significado y, de esta manera, encontrar el modo para –tal vez gracias a sus plumas deslucidas o sus alas “desacostumbradas”- poder encontrar su libertad.
Las ilustraciones de Viviana Bilotti, en colores cálidos y una paleta de verdes muy rica para describir la selva, con un intertexto con las pinturas de Wilfredo Lam, acaso, nos llevan al universo del tucán y a su vida como prisionero. Algunas ilustraciones, más osadas, juegan con las líneas de fuga y muestran ilustraciones donde la mirada se acerca o se distancia para construir un mundo de colores.
Una historia de palabras, animales y humanos que problematiza una dimensión de la filosofía del lenguaje, la compleja relación entre las palabras y las cosas. Además, esta historia también habla de cómo a veces las palabras no alcanzan para poder comunicarnos o pueden ser un enigma que debemos develar para poder decir, decirnos y decirles a otros quienes somos.

Besos,
Val

lunes, 2 de abril de 2012

Un premio, un libro, una fecha

Hola a tod@s:
en estos días nuestra querida María Teresa Andruetto recibió el Premio Hans Christian Andersen, considerado el Nobel de la Literatura para niños, otorgado por la International Board on Books for Young People (IBBY). Este premio nace en 1954 a instancia de Jella Lepman para reconocer la excelencia en la escritura e ilustración para niños. El 19 de marzo de este año en la Feria Internacional del Libro Infantil en la ciudad italiana de Bolonia se le otorgó el premio a Tere, y fue la primera vez que se le daba a un escritor sudamericano hispanohablante. Todo un logro.
Estos días, releyendo algunos textos y luego de una visita a Fedro, me encontré con un libro que leí hace unos cuantos años que se titula Seis veces Lucas de la escritora brasilera Lygia Bojunga, otra sudamericana ganadora del premio Andersen en 1982, la primera vez que se le otorgó a una sudamericana este premio de renombre internacional.
Y 1982 es una fecha que nos marcó como argentinos por la Guerra de Malvinas, el frío en las islas, la escucha de la radio Colonia para enterarnos de qué pasaba allá lejos pero tan cerca, las cartas elaboradas en la escuela para mandarle a los soldados, los chocolates envueltos en el papel rayado del cuaderno Rivadavia, los vecinos que estaban allá combatiendo. Y, después, mucho después, la traición de los altos mandos, saber que esos chocolates y cartas nunca llegaron, que las joyas que se donaron nunca tuvieron el fin que todos hubiéramos querido y, entonces, como niños que éramos en ese momento, todavía, saber que los adultos podían mentir, traicionar.
Traición, mentira, hacerse grandes descubriendo que los adultos no siempre dicen la verdad. Un niño que descubre que ese mundo familiar esconde secretos, que ese padre irritable pero querible es infiel a su madre y a su hijo, que su profesora de arte que lo acaricia con ternura también puede serle infiel ocultándole quién es o qué hace, su madre queriendo creer en su marido hace lo imposible para recomponer un matrimonio hundido en la mentira. Nada es lo que parece. El único refugio posible es la imaginación, soñar con realidades imposibles para que este mundo sea más amigable. De eso se trata, al fin y al cabo, esta gran novela que es Seis veces Lucas. Y, tal vez, en esos tiempos oscuros de la Guerra de Malvinas y la dictadura, el único refugio para los niños y no tan niños era la literatura, un territorio donde cada uno puede entrar sabiendo que siempre es posible volver a casa.
Recuerdos, lecturas, galardones en este día 2 de abril de 2012, a 30 años de una guerra que aún hoy estamos pagando. ¿Qué recuerdos tienen de esa fecha oscura? ¿Recuerdan los que eran niñ@s cómo vivieron esa época? Espero sus comentarios, besos
Val