miércoles, 29 de diciembre de 2010

Palabras para jugar y hacer poesías







Si bien he reseñado en este blog muchos textos de narrativa para niños –tal vez también porque es el género que más se edita- me gusta leer mucho poesía y teatro.
En esta oportunidad quiero hacer mención a la poética de una autora argentina, María Cristina Ramos, que se atreve a la poesía aunque también escriba narrativa. Voy a comentar tres textos que, creo, son bien interesantes para abordar este género y zambullirse en la poética de una autora que reivindica el juego con las palabras, el folklore infantil, y un mundo donde la miniatura se transforma en una de las bellas artes. Éstos son: Barcos en la lluvia con ilustraciones de Claudia Legnazzi editado por FCE en 2007, Historias de hormiguero con ilustraciones de Viviana Bilotti editado por Siete Vacas también en 2007 y La escalera con ilustraciones de Natalia Colombo editado por Edelvives en 2009.

Barcos en la lluvia relata el juego en el que Teresa y Lucía se involucran para entretenerse una tarde de lluvia. Cada una propondrá una lista de palabras para que la otra invente una “frase muy larga/que se muerda la cola” en la que las incluya. Palabras que funcionan como una enumeración caótica, sin sentido y disparatada crean frases donde se reivindica la metáfora y el juego del lenguaje. Una hoja de papel que se transforma en barco y que es el medio a través del cual cada una de las niñas dialoga y presenta cada una de las frases que crea. A su vez, cada texto construye una historia donde las palabras son protagonistas y, junto con las ilustraciones elaboradas a partir del collage, los colores intensos con pinceladas al estilo Gaudí, paisajes surrealistas y del norte de Europa, imágenes que tienen algo de Marc Chagall y sus caballos voladores, tejen tramas de sentido que disparan hacia múltiples dimensiones. Por ejemplo, “zapatilla, corbata/ espuma y corazón” da como resultado “Las zapatilla viajan con una/corbata suave como espuma/que vuela enlazada a una nube./El cielo es un traje negro que/no sabe que las zapatillas viajan...”
Historias de hormiguero es un recorrido por el mundo en miniatura de las hormigas como un universo liliputense donde cada uno de estos insectos vive su vida de hormiga. María Cristina Ramos pone la lupa en ese mundo diminuto para narrar las historias de esta comunidad de patitas cortas recuperando el folklore infantil, la leyenda, el romance, la poesía narrativa, el juego poético de la rima para contar quién es quién en este hormiguero. Así desfilan “El carpintero” que presenta la vida de aquel que “En torre de arena/tiene su taller,/las puertas talladas/con un alfiler./ Martillo que suena/una y otra vez,/tornillos chiquitos,/clavos de papel. (...)” o “Largo llover” donde se narra la leyenda de un aguacero donde “las hormigas usaban/flotadores en los pies” “Y tanto siguió lloviendo/que tuvieron que aprender/a nadar como los peces,/como los sapos, también.”
La escalera presenta un abanico de historias donde se focaliza en protagonistas impensados como un ciempés temeroso, una gusanita que teje, una ventanita de un diente caído, una ranita herida en un huesito, una abuela que teje, entre otras. Cada uno de los relatos en verso que conforman este libro son instantáneas donde Ramos fija su mirada y descubre un detalle, un gesto, una perspectiva nueva en la, otra vez, el folklore infantil, el romance, las adivinanzas están presentes. Así en “La escalera”, que da título al volumen, cuenta la historia de un ciempiés que tiene miedo de subir una escalera –“El ciempiés no se animaba;/la noche le daba pena/y un suspiro le enfriaba/las patitas delanteras”-; “Pescador” se detiene en un animalito que se ha posado en un anillo “con piedrecita de mar” y que se sostiene como un equilibrista. O “De hilo blanco” donde una abuela y una niña comparten un momento de intimidad donde la costura cose con un hilo el sueño de la niña.
Tres libros de poesía que vale la pena leer y descubrir. En cada uno de ellos el lenguaje teje historias y sentidos que nos permiten descubrir una poética marcada por el redescubrimiento del detalle, la miniatura y la potencia de las palabras.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Libros para regalar




Llegan las fiestas y el momento de decidir qué regalar. Si bien me encanta regalar no me engancho en la locura consumista de las fiestas, las colas en los shoppings y la compra de regalos absurdos que duran un día. Siempre prefiero regalar libros, discos, películas o alguna artesanía.
Hoy me gustaría rescatar del olvido algunos libros para niños que, lejos de la novedad, se pueden considerar –en algunos casos- clásicos de la literatura. En vez de reseñar las novedades o los hallazgos, en este post seleccioné algunos textos que creo pueden ser regalos interesantes para estas fiestas.
¿Por dónde empezar? Siempre que hacemos listas de los libros que más nos gustan, que nos dejaron huella, significativos para uno es difícil porque la lista que parecía ser corta se va agrandando cada vez más.
Un libro que me gustó mucho y siempre recomiendo es Libro de los prodigios de Ema Wolf (publicado en Norma, 2003), un libro de cuentos donde los personajes se transforman, mutan, cobran formas inesperadas, hacen cosas impensables y dejan al lector sorprendido y maravillado. Es un libro que si no estuviera en una colección para niños, podría ser considerado un libro para adultos por su riqueza en la construcción narratológica, las historias que cuenta, los intertextos, entre otros aspectos.
Otro libro que me busca volver cada tanto, cuando tengo ganas de leer una historia de inmigrantes –que a mí me encantan-, es Memorias de Vladimir de Perla Suez (Alfaguara, 2007 aunque su primera edición es de 1991). En esta nouvelle Suez relata la historia de un niño que emigra a América escapando de las purgas del Zar Nicolás II en Rusia y elige narrar usando el género epistolar y haciendo un juego de temporalidades bien interesante. Se trata de una historia triste y fascinante.
Las visitas de Silvia Schujer (editado también por Alfaguara por primera vez en 1991 pero reeditado muchas veces) es una novela donde un joven narrar sus vivencias y sentimientos frente a la situación de tener a su padre preso. Una historia de iniciación, crecimiento y descubrimiento de la realidad tal cual es.
Un texto que leí hace muy poco y que me encantó lo recomendaría mil veces para regalar: Toby de Graciela Beatriz Cabal, editado por Norma en 1997 y que ha sido reeditado. La historia de un niño con capacidades diferentes contada desde su propia percepción. Un relato conmovedor y escrito con pasión.
Tres libros ilustrados que me gustan mucho: Lo que hay antes de que haya algo (uno de terror) de Liniers (Pequeño Editor, 2007); La invitación de Mónica Melo y Katana (Magma ediciones, 2010) y La Caperucita roja de Perrault en la edición ilustrada de Irene Gotlibowski para Ediciones del Eclipse, 2006.
No me olvido de Trenes y La durmiente de María Teresa Andruetto e Istvan, ni de Sucedió en colores y El espejo africano de Liliana Bodoc, ni de Recuerdos de Locosmos de Ricardo Mariño y de tantos otros más que me gustan mucho. Pero esta vez quería elegir algunos libros clásicos y otros más nuevitos, como los ilustrados, que creo son regalos hermosos para hacer para estas fiestas.
¿Cuáles elegirían ustedes? ¿Qué regalan para las fiestas? Espero sus comentarios! Besos,
Val

viernes, 17 de diciembre de 2010

Un caleidoscopio de poéticas


Para cerrar la semana, invité a Carla Chaves -ex alumna del seminario de Literatura infantil que dicto en el IES 1- a reseñar el libro que editamos para las II Jornadas de Poéticas de la Literatura argentina para niños, realizada el 5 de noviembre pasado. Espero que les guste.

“El tubo giraba en sus manos y delante de sus ojos aparecían rebaños de colores, flores locas, explosiones azules, rojas, verdes. Era una calesita para pasear el ojo abierto”
Devetach, Laura (2007) “El brujo de los tubitos” en El enigma del barquero, Bs. As., Sudamericana.

El señor calesitero nos mira detrás de las rejas de su refugio: la garita para sacar los boletos. Esos boletos mágicos que nos permiten girar y girar en la calesita. Le pedimos uno de esos y nos subimos al libro Literatura argentina e infancia: Un caleidoscopio de poéticas. Las compiladoras Cristina Blake y Valeria Sardi nos presentan este libro lleno de ponencias, lleno de vueltas y vueltas “para pasear el ojo abierto”.
Apenas subimos a la calesita imaginaria nos encontramos con la grata sorpresa de oír las voces de dos importantes autores de la Literatura argentina para niños: María Teresa Andruetto y Ricardo Mariño. Esas voces leídas y oídas son como susurros en nuestros oídos. Son como encontrar libre aquel caballito que sube y baja y es nuestro preferido. Entonces, comienza a girar lentamente la calesita.
En cada vuelta vamos descubriendo nuevos paisajes, nuevos detalles, que miramos con los ojos bien abiertos. En la primera vuelta por este libro nos encontramos con los libros álbum. En las ponencias las autoras nos sumergen en distintos rasgos de la poética de Isol: Melisa Chennales nos habla de cómo esta autora rompe los límites y se desborda; Flavia M. J. Krause recorre los textos de la autora poniendo énfasis en cómo representa a los niños; y María Elena Maglio analiza la inteligencia y la fuerza de las historias de Isol. Además, Gimena Crena recorre los textos Haiku, El señor Medina y Llaves de Iris Rivera a través de las imágenes poéticas y más allá.
Segunda vuelta en calesita: viaje al pasado. Relecturas: Soledad Pérez, que rescata del arcón de los recuerdos el libro Marisol sueña que sueña que sueña de Benardino Rivadavia; Laura R. García lleva a cabo un análisis profundo de dos grandes libros: Con este sí, con este no. Más de 500 fichas de literatura infantil argentina de Ruth Mehl y La literatura para niños y jóvenes. Guía de exploración de sus grandes temas de Marc Soriano; por último, Adriana Marconi y Esteban J. Fernández se aventuran en las representaciones de niñez en las poéticas de Isol, María Teresa Andruetto y Laura Devetach.
Tercera vuelta: es hora de enfrentarse al espejo y construir nuestra propia imagen de niños. En estas ponencias a través de los textos: La pandilla del ángel de Beatriz Cabal; “Cartas a Papá Noel” y Caperucita roja (tal como se la contaron a Jorge) de Luis M. Pescetti; “Irulana y el Ogronte” y Otroso de Graciela Montes las autoras Bárbara Barrangú, María V. Fratto y Graciela N. Carám profundizan sobre la construcción de la identidad.
Cuarta vuelta (todavía no nos mareamos) llegamos al mundo de la poesía y las autoras de estas ponencias (Alejandra Aracri; Valeria Lúpori; Elena Stapich y María J. Troglia; María G. Casalins y Mónica A. Días Leal; Lucía González; María F. Ortíz; Y Cecilia M. Labanca) entablan un diálogo con María Elena Walsh, María Cristina Ramos, Gustavo Roldán y Laura Devetach para acercarnos a sus prácticas escriturarias.
Quinta y última vuelta en calesita (¡qué rápido que terminó la aventura! O al menos eso nos parece) los clásicos nos esperan para ser releídos, reescritos y/o reinterpretados. Los autores de estas ponencias nos llevan a un viaje a través del tiempo: María del Carmen Gurtubay, Estela Kallay y Andrea Vilariño reflexionan sobre las nuevas “Caperucitas rojas”; Adrián Ferrero nos lleva a una Odisea a través del texto El viaje de Hector Tizón; Natalí Mel Gowland analiza la subversión de los cuentos de hadas; y Adriana Vulponi realiza una lectura con tinte etnográfico de Stefano de María Teresa Andruetto.
La calesita se detiene, pero no estamos tristes porque tenemos suerte ¡sacamos la sortija! y ésta nos da un pasaje más para sumergirnos en este libro, en este caleidoscopio de poéticas.

martes, 14 de diciembre de 2010

La escritura como artesanía







El sábado estuve en la casa de mi amiga Cristina y aproveché esa visita para pedirle a Cris algún libro con imágenes de niños leyendo, porque estoy haciendo una selección de ilustraciones para un material en proceso de edición. Primero pensé en buscar alguna imagen en la revista PBT, ya que ella tiene la colección completa, pero luego Cristina me dio el libro que hoy quiero reseñar y que, creo, es una joyita de la industria editorial italiana: Il libro di de Colonesse Editore, 1998.
Es un libro con páginas en blanco destinado a niños que quieren escribir. Se inicia con un texto donde un narrador le habla a un niño, Luca - “Ey tu, niñito, hablo contigo, Luca. Debes ponerte a escribir. Gaetano está esperando. (...) Te esperamos porque queremos conocer tus pensamientos, tus ideas, tus sentimientos”, como si se tratara del lector, invitándolo a que escriba sus propias historias.

El texto que da inicio al libro es una invitación a que los niños dejen por un rato de navegar en Internet y escriban porque, dice “escribir ayuda a poner en orden las ideas...Y es algo que viene del corazón, porque la palabra es “palabra del deseo.” Y, además, propone escribir con la lapicera fuente, “que deja signos negros de tinta, sobre el papel, mágico y agradable amigo, para tocar, acariciar, sentir entre las manos.”

Una serie de imágenes de escenas de lectura solitarias o en compañía que remiten a las viejas ilustraciones en tinta china funcionan como carátula para cada capítulo y dan cuenta de diversas representaciones sobre la lectura.

Esta joyita editorial invita a que cada lector se transforme en escritor e invente historias que se imprimen en el relato al ritmo de la pluma y, de alguna manera, apuesta a volver a la escritura como artesanía donde cada niño lector es creador de su propio mundo ficcional.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Un secreto bien guardado







Leyendo el otro día un artículo sobre literatura argentina para niños encontré la referencia a un libro de Liliana Bodoc que no conocía. Justo andaba por Av. Santa Fe y aproveché para entrar en el sector de literatura infantil de la librería El Ateneo Grand Splendid que está muy bien provisto. Ahí encontré un ejemplar del libro que buscaba: Cuando San Pedro viajó en tren editado por SM en 2008, ilustrado por Valeria Docampo.

Traté de recordar si había leído alguna reseña en las revistas que habitualmente leo de literatura para niños, algún comentario en algún suplemente cultural y nada. Tal vez estuve distraída durante el 2008 porque estaba escribiendo mi tesis pero no recordaba haber leído nada sobre este texto.

Dispuesta a encontrar alguna referencia sobre este texto, lo googleé y grande fue mi sorpresa cuando sólo encontré en el blog http://www.asombrosabibliotecailustrada.blogspot.com/ algunas imágenes de la ilustradora Valeria Docampo y dos links de la ilustradora donde podía encontrar más información: http://www.valeriadocampo.com.ar/ y http://www.docampo-valeria.blogspot.com/ Luego, sólo se trataba de páginas que me remitían a cómo viajar a San Pedro, trenes en Roma, trenes en Montpellier y blogs de viajeros. Pero nada de este libro de Liliana Bodoc.

¿Por qué no aparecía reseñado en ningún lado? ¿Por qué sólo se conseguía en algunas librerías (en Fedro me dijeron que no trabajaban con SM así que tuve que buscar por otros rumbos)?
Este libro, creo, es un secreto bien guardado para quien tiene la oportunidad de descubrirlo. Para quienes todavía no lo conocen, se los recomiendo. Para los que son fanáticos de Liliana Bodoc no pueden dejar de leerlo y para los que no conocen la literatura de Bodoc es un buen texto para iniciarse en su poética.
Cuando San Pedro viajó en tren es una historia de inmigración y desarraigo donde la tristeza de una madre y un hijo que parten de San Pedro a buscar un destino mejor en "la gran ciudad" viaja en el tren. Nicanor, el niño de nueve años, aprende a medida que avanza el relato que el viaje es una forma de encontrar una salida a las luchas de un "pueblo de ciento diez años cansado de pelear contra la dentadura de la gran ciudad, que le comía las orillas." Y el tren como medio de transporte que los aleja de San Pedro para viajar a encontrarse con su padre en la gran ciudad es un túnel desconocido, un misterio a ser develado pero también es el lugar donde Nicanor encuentra un interlocutor para poder decir lo no dicho, lo que viene callando y está dentro de su corazón.

El relato de Bodoc se entrama con las ilustraciones de Valeria Docampo que arman un álbum de fotografías del viaje, los sentimientos del niño, los encuentros en el tren y el tiempo que pasa y constituye un verdadero hallazgo. Cada imagen es una instantánea en la vida de Nicanor, pasada, presente y futura. Las ilustraciones en color y en sepia construye un contrapunto con los textos de Bodoc que, como siempre, tiñe de poesía la prosa y le regala al lector una historia de tristezas pero también de solidaridades y amistad.

Es hora de leer y releer, comentar y disfrutar este secreto bien guardado.
Si alguien lo leyó cuénteme qué les pareció y si no los invito a que descubran este texto.
Besos,
Val