martes, 31 de marzo de 2015

Un niño desde trece miradas

Un texto que dispara otro texto, la historia de la literatura y de las influencias literarias entre autores y autoras es, de algún modo, la historia que está por detrás de Trece modos de mirar a un niño de María Teresa Andruetto y Cecilia Afonso Esteves (Comunicarte, 2014).


Fotografía de Cecilia Afonso Esteves en su blog : http://unlagodepapel.tumblr.com/



Trece modos de mirar a un niño es un homenaje a Trece modos de mirar un mirlo texto poético del autor norteamericano Wallace Stevens que, confiesa Andruetto, es un texto que la acompaña desde siempre.
Un poema en espejo de otro poema, palabras que se cruzan para reapropiarse de la literatura y construir otro texto, tráfico de poesía que trae nueva poesía y nuevas imágenes a partir de un hipotexto entrañable y potente poéticamente. De eso, tal vez, se trate esta operación literaria que construye Andruetto con las delicadas ilustraciones de Afonso Esteves.

Pero Trece modos de mirar a un niño es mucho más que eso. Es la historia de un niño desde distintas perspectivas, desde distintos modos de ver que lo colocan en el centro y construyen, a partir de allí, diversas concepciones de niño y de infancia. Los ojos de un niño que miran más allá del paisaje, tres niños como tres voces únicas y distintas, un niño como anécdota de un relato, un niño en el universo familiar, la belleza triste del llanto de un niño, la sombra de un niño que trae un “dolor indescifrable”,  un niño ausente a la mirada del otro, un niño que trae conocimiento, un niño perdido, un niño viajero, un niño dormido y otros niños que andan por ahí, en este relato sensible, pequeño como pinceladas que llegan al corazón de quien lee.  

Trece modos de mirar a un niño de María Teresa Andruetto y Cecilia Afonso Esteves es un encuentro con la poesía y con la posibilidad de descubrir cómo el lenguaje puede construir belleza.




jueves, 26 de marzo de 2015

Libros del mundo VII: desde México


Tener la experiencia de leer Migrar de José Manuel Mateo con ilustraciones en papel amate de Javier Martínez Pedro, editado por Tecolote en 2011, es vivir, de algún modo, o al menos acercarse, a la experiencia difícil y traumática de la migración de niños/as y familias de México hacia EEUU en busca de una vida mejor.  Leer este libro de bellísima y cuidada factura es otro modo de conocer la experiencia de la migración en contextos donde la violencia, el hambre y la persecución hacen que la única salida sea tratar de llegar al otro lado de la frontera. Sí, la única salida, como dice Alma GuillermoPrieto en el artículo recientemente publicado en Review. Revista de Libros (marzo-abril 2015) titulado “México la muerte de la juventud” refiriéndose a la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

Migrar es un libro desplegable  que a medida que vamos abriéndolo en orientación vertical va mostrando escenas en un estilo abigarrado y detallista que dialogan con el texto de Mateo en el que el autor relata las vicisitudes de un niño que juega entre “gallos y cochinos” en un pueblo campesino donde no había corrales, su padre cultivaba la tierra ajena y él jugaba con su hermana entre las palmeras. Pero, de un día para otro, todo cambia. Empieza a faltar el trabajo, los varones de las familias deben migrar y las madres con sus niños y niñas se quedan solas en el pueblo. Y, a partir de allí, la escasez de alimentos, la falta de trabajo y la necesidad de buscar nuevos rumbos. Colgarse de un tren, esconderse en la noche de los traficantes de personas  y la policía, la llegada al otro lado de la frontera y un nuevo mundo que se abre ante los ojos del niño. Pero, también, saber que se es extranjero y que su casa está muy lejos.

Las imágenes en blanco y negro dibujadas en papel amate -papel vegetal de larga tradición en el pueblo Xalitla de donde es originario el ilustrador Martínez Pedro-  muestran las situaciones que vive el niño y su madre en una extensa superficie de papel que se va llenando de mini escenas que lxs lectorxs vamos descubriendo y redescubriendo cada vez que Migrar se vuelve a desplegar. Del campo a la gran ciudad, de la noche estrellada y las casas campesinas a una ciudad siempre iluminada con grandes edificios y miles de autos. La portada en negro como marco a la imagen en papel amate blanco y negro y las cintas negras que lo cierran por detrás, en un formato apaisado, dan solemnidad y, de algún modo, nos preparan para esta historia oscura en la vida de un niño.

Migrar es un libro que narra desde la mirada del niño migrante una aventura llena de peligros, desprotección, violencia y desesperación, aventura que miles de niños y niñas hacen todos los días para escapar de la situación difícil que se vive en México. Un libro para tomar conciencia y contar una historia dura a través del arte.

Este libro ganó el Premio Nuevos Horizontes 2012 de la Feria Internacional del Libro infantil y Juvenil de Bolinia y el Premio Antonio García Cubas de la Feria del libro de Antropología e  Historia de México y generó mucho interés en México, como da cuenta el artículo de la escritora mexicana Elena Poniatowska sobre este libro publicada en el diario La Jornada el 4 de diciembre de 2011: http://www.jornada.unam.mx/2011/12/04/opinion/a04a1cul


¿Qué otros libros conocen sobre la experiencia de la migración? 

viernes, 13 de marzo de 2015

Cartas a Duncan


Sabemos mucho acerca de cómo los/as artistas trabajan en sus talleres, cómo se imaginan el mundo a través de su arte, cómo se dejan influir y cómo se distancian de sus influencias artísticas, qué materiales prefieren usar y cómo les gusta mostrar sus creaciones. Pero ¿cuánto sabemos acerca de lo que sienten los materiales con los que esos artistas trabajan? ¿Qué pensará ese lápiz diminuto que llevo en mi cartuchera para dibujar o escribir cuando tengo ganas?

Drew Daywalt se anima a inventar una historia donde los crayones son los protagonistas y Oliver Jeffers imagina el relato de estos crayones quejosos a través de sus mágicas ilustraciones en El día que los crayones renunciaron (FCE, 2014).

La historia se inicia cuando Duncan, el niño de esta historia, descubre un montón de cartas cuando en la escuela va a usar sus crayones. A partir de ahí el relato se construye con la inclusión de las cartas que cada crayón de su caja le envía a Duncan contándole cómo se siente y haciéndole distintos pedidos. 

A medida que avanzamos la lectura, vamos conociendo las cartas que le enviaron los crayones a Duncan y, lo interesante es que hay un uso de la doble página para presentar en una página las cartas escritas por los distintos crayones con la grafía de Jeffers –nos preguntábamos con Natalia, quien me prestó este libro, cómo habrán hecho para imitar su escritura en la edición en español- y en la otra los dibujos que hizo Duncan con el crayón de cada color. Por ejemplo, por nombrar solo algunos, el crayón rojo le escribe que está cansado de trabajar tanto porque siempre lo usa para pintar camiones, bomberos, manzanas, Papá Noel, corazones, etc. y está muy gastado; el violeta le reclama que aprenda a pintar dentro de las líneas porque se está volviendo loco; el color beige se queja de que no sepa cuál es su verdadera identidad y que lo deje de lado para pintar; el gris le pide que no pinte tantos animales grandes como elefantes y ballenas porque se cansa de hacerlo solo; o el Rosa que le reclama por qué no lo usa, que no es solo un color para pintar princesas. Asimismo, en algunas dobles páginas, nos encontramos con la carta y en la otra página con la imagen de un libro para colorear o con una hoja dibujada o con la imagen del crayón de acuerdo a cómo se siente en ese momento.

El cierre del relato es una apuesta a la imaginación y la creatividad de Duncan que tiene en cuenta los pedidos de los crayones.

El día que los crayones renunciaron de Drew Daywalt y Oliver Jeffers nos invita a ponernos del otro lado, a mirar cómo los materiales para el dibujo y la escritura pueden sentir y pensar el hecho creativo desde sus propias experiencias y sentimientos.


¿Alguna vez te preguntaste qué pensara que usás para escribir tus ideas o el lápiz que te traslada a mundos imaginarios?

viernes, 6 de marzo de 2015

Volver a ser niñxs por un día



Hace unos días, estuve de paseo por zona norte y no pude dejar de ir al Museo del Juguete http://museodeljuguetesi.org.ar/ ubicado en la localidad de Boulogne.

Fue entrar y empezar a recordar situaciones vividas en la infancia, juegos y juguetes que me acompañaron en los primeros años de mi vida y que, todavía, resisten el paso del tiempo y están ahí, atesorados en la memoria, aunque una crea que se han ido para no volver.
El museo está organizado en distintas salas que reúnen juegos y juguetes de distintas épocas, hechuras, destinatarios. Así, en el hall de entrada nos encontramos con una historia breve del juguete en el mundo occidental.

Luego, la primera sala a la derecha de la entrada, la roja,  se llama “Jugar con nada, jugar con todo” donde se encuentran los juguetes caseros que nacen del deseo de jugar con lo que se tiene a mano.  En el fondo de esta sala nos encontramos con una gigantografía de una pintura que remite al juego y al dejarse llevar por las pasiones y deseos. 


La sala siguiente, la azul, se titula “El universo, mi casa” y, en las vitrinas, juguetes que remiten a los juegos vinculados con la vida cotidiana y el propio hogar, como las cocinas, los dormitorios, los juegos de té, o juegos de mesa como el famoso Ludomatic, el Senku o El cerebro mágico, por nombrar solo algunos.


La última sala, la naranja, se titula “Construir, destruir” que remite a los juguetes sobre cómo construir objetos, por ejemplos los rastris –al fondo de esta sala nos encontramos con una casa hecha con las piezas del rastri en tamaño real-, la madera balsa para hacer avioncitos, o joyas como “Mejor que decir es hacer”, juguete industrializado en el gobierno de Perón que remitía al impulso al trabajo.



Cada vitrina nos lleva a distintas épocas de la historia del juguete, juguetes de manufactura argentina y de otros países, juguetes pensando para niños y/o niñas, juguetes que son una invitación a jugar ya que, en todas las salas, algunos espacios son interactivos para poder participar activamente en el recorrido. 


Una paseo que me lo recomendó hace tiempo Azul y ahora tuve oportunidad de visitar. Imperdible para ir con niñxs.


¿Qué otro museo del juguete conocen? ¿Qué juguetes recuerdan de su infancia? 

jueves, 5 de marzo de 2015

Encuentro con Silvia Schujer en Rosario


MAESTRÍA EN LITERATURA PARA NIÑOS
Universidad Nacional de Rosario
13 de marzo 2015




Jornadas Literarias
Un encuentro con la autora Silvia Schujer
En el cuento me cuento

Charla e intercambio con el público.
Como cierre de la actividad, la autora firmará ejemplares de sus obras.


Actividad libre y gratuita.
Abierta a todo público.
Auspicia: Sudamericana | PRH | Grupo editorial
                                                       Viernes 13 de marzo | 18:30
Biblioteca Argentina Juan Álvarez
Presidente Julio A. Roca 731 | Rosario