Hola a tod@s!
sé que todavía les debo mi recorrida por la Feria del libro infantil pero además del exceso de trabajo que he tenido durante estas vacaciones de invierno, en estos últimos días perdí a un ser querido y no he tenido ánimo para sentarme a escribir. Vino a salvarme, una amiga y colega que conocí hace tres años en las I Jornadas de Poéticas de la Literatura argentina para niños, Laura García que investiga para su tesis doctoral sobre el campo de la literatura para niños. Ella, además, es una seguidora del blog. Hace tiempo la había invitado a colaborar en el blog con alguna reseña y, para engrosar la sección "Colaboraciones" hoy les presento una reseña de ella. Espero que les guste.
Ahí va:
Cuentos con tías y Vivir para contarlo forman el anverso y el reverso de un mismo libro de Iris Rivera, para la colección Frente y Dorso de Ediciones del Cronopio Azul. Encontré este texto en una librería de la ciudad de Córdoba el año pasado y, a medida que pasa el tiempo y reafirmo mis ideas sobre la literatura infantil a través de las lecturas del blog de Valeria, se me ocurrió que era un buen texto para compartir en este generoso espacio.
El libro tiene un formato atractivo y es original porque de un lado, tiene cuatro cuentos para chicos con ilustraciones de Alejandra Torres López y del otro, cuatro más para adultos. La colección reúne textos a partir de una concepción particular de la literatura, que se explicita al inicio: “la literatura es una, en todo caso lo que cambia es el interlocutor”. La propuesta de lectura es clara, apunta a generar un intercambio o un nuevo vínculo entre “grandes” y “chicos” a partir del espacio compartido en la biblioteca; sin duda, este libro materializa esa posibilidad.
Por un lado, se incluyen cuentos sobre tías con ilustraciones tan coloridas, como las historias, que abarcan la gama de colores del amarillo al naranja con algunas pinceladas de azul y violeta. Mi favorito es “Lucho Luchito”, el sobrino de la tía Petra, a quien ella le cuenta historias de luceros, antorchas, luciérnagas y… Luchito crece y es electricista y todo se enciende con luz, como pasa con el agua cuando fluye. “Regalo de la tía vinagre”, “Un destello en la penumbra” y “Cucos azules” cuentan historias de tías y sobrinos unidos por la fantasía, el lenguaje poético y la complicidad que encierra la experiencia subjetiva de la ficción. La inquietud en la búsqueda de lecturas para chicos, desde el rol de tía y mediadora a la vez, encuentra una respuesta en estos cuentos que funcionan, al mismo tiempo, como puerta de entrada a la ficción y espacio de encuentro con el lector.
Por otro lado, Vivir para contarlo reúne cuentos que tratan sobre la convivencia y la vida en pareja atravesadas por una mirada crítica, que repasa con humor escenas cotidianas. “Vivir para contarlo”, “Héroes” y “La calificación del crimen” usan recursos como el fluir de la conciencia, haciendo un guiño al lector que puede identificarse o reconocerse en circunstancias similares. Del dorso del texto disfruté la mirada irónica con la que se presentan situaciones comunes entre los adultos. Me interesa destacar “El cuervo y la paloma” porque en este cuento se mezclan de manera ingeniosa los pensamientos de la mujer que permanece en la casa mientras él mira el partido, de modo original sus reflexiones se ven interrumpidas por el discurso futbolístico y un final sorprendente. También, “La calificación del crimen” es un texto imperdible que escenifica el momento de tensión que vive la protagonista al hacer arroz con leche, mientras lucha contra los recuerdos de sus frustrados intentos culinarios y el fantasma de la insuperable comida de la suegra.
Como mediadora y lectora celebro las conquistas de la imaginación reflejadas en el sentimiento poético con el que la autora compone estas historias. Se trata de textos que se vuelven significativos al lector porque a través de su mirada nombran lo que éste percibe del mundo. Una vez más, la poética de Iris Rivera nos recuerda la propuesta directa a la imaginación que hace la literatura a niños y adultos al componer una realidad que nos re-presenta.
El libro tiene un formato atractivo y es original porque de un lado, tiene cuatro cuentos para chicos con ilustraciones de Alejandra Torres López y del otro, cuatro más para adultos. La colección reúne textos a partir de una concepción particular de la literatura, que se explicita al inicio: “la literatura es una, en todo caso lo que cambia es el interlocutor”. La propuesta de lectura es clara, apunta a generar un intercambio o un nuevo vínculo entre “grandes” y “chicos” a partir del espacio compartido en la biblioteca; sin duda, este libro materializa esa posibilidad.
Por un lado, se incluyen cuentos sobre tías con ilustraciones tan coloridas, como las historias, que abarcan la gama de colores del amarillo al naranja con algunas pinceladas de azul y violeta. Mi favorito es “Lucho Luchito”, el sobrino de la tía Petra, a quien ella le cuenta historias de luceros, antorchas, luciérnagas y… Luchito crece y es electricista y todo se enciende con luz, como pasa con el agua cuando fluye. “Regalo de la tía vinagre”, “Un destello en la penumbra” y “Cucos azules” cuentan historias de tías y sobrinos unidos por la fantasía, el lenguaje poético y la complicidad que encierra la experiencia subjetiva de la ficción. La inquietud en la búsqueda de lecturas para chicos, desde el rol de tía y mediadora a la vez, encuentra una respuesta en estos cuentos que funcionan, al mismo tiempo, como puerta de entrada a la ficción y espacio de encuentro con el lector.
Por otro lado, Vivir para contarlo reúne cuentos que tratan sobre la convivencia y la vida en pareja atravesadas por una mirada crítica, que repasa con humor escenas cotidianas. “Vivir para contarlo”, “Héroes” y “La calificación del crimen” usan recursos como el fluir de la conciencia, haciendo un guiño al lector que puede identificarse o reconocerse en circunstancias similares. Del dorso del texto disfruté la mirada irónica con la que se presentan situaciones comunes entre los adultos. Me interesa destacar “El cuervo y la paloma” porque en este cuento se mezclan de manera ingeniosa los pensamientos de la mujer que permanece en la casa mientras él mira el partido, de modo original sus reflexiones se ven interrumpidas por el discurso futbolístico y un final sorprendente. También, “La calificación del crimen” es un texto imperdible que escenifica el momento de tensión que vive la protagonista al hacer arroz con leche, mientras lucha contra los recuerdos de sus frustrados intentos culinarios y el fantasma de la insuperable comida de la suegra.
Como mediadora y lectora celebro las conquistas de la imaginación reflejadas en el sentimiento poético con el que la autora compone estas historias. Se trata de textos que se vuelven significativos al lector porque a través de su mirada nombran lo que éste percibe del mundo. Una vez más, la poética de Iris Rivera nos recuerda la propuesta directa a la imaginación que hace la literatura a niños y adultos al componer una realidad que nos re-presenta.
Gracias, Laura! Espero sus comentarios! besos,
Val
Hola Vale!
ResponderEliminarQué bueno que pese a todo estés por acá, esa es la actitud!
Buenísima reseña, Laura! Me parece re atractiva la porpuesta de dos en uno que incluye niños/adultos... Me lo agendo para próxima compra. Muy lindo post, chicas!
Saludo a ambas, gracias por las letras delicadas.
BEsitos:>
Gracias, Matichica, por estar siempre! Sí, este texto de Rivera, que no conozco, es una buena opción para niños y adultos.
ResponderEliminarBesos,