viernes, 30 de diciembre de 2016

Hasta el año que viene

Y ya estamos a fin de año, a un paso de empezar el 2017. 


Deseo que para el año próximo tengamos más libros y más lectorxs, más escuelas y más educación pública, más posibilidades para todos y todas de acercarnos a la literatura. 

Feliz año para todxs. 
Nos leemos el año próximo.  

lunes, 26 de diciembre de 2016

Hallazgos de un día cualquiera XV: dos ventanas, dos miradas

En estos días, revisando y ordenando la biblioteca, me encontré con un libro que no había leído: Las dos ventanas de Esteban Valentino y Marina Aizen (Del Eclipse, 2012).


Una ventana con una niña y un niño curiosxs asomándose, nos llevan a viajar con ellxs. Las guardas nos sumergen en el mundo de los trenes y boletos de distintas partes del mundo y la imagen de una pareja que se abraza, el contraste entre el sepia y tierra del fondo y los colores brillantes del amor. Avanzamos las páginas y vamos descubriendo un diálogo entre textos e imágenes que dan cuenta del paso del tiempo y, a su vez, de la realidad segmentada, compartimentada.

Dos niñxs que viajan en un tren grande y antiguo, con dos filas de asientos y dos ventanillas, del lado izquierdo y derecho. De un lado al otro, como se mueve el tren, lxs niñxs saltan de aquí para allá y ven el mundo, las dos caras de una realidad. “Un poco de un lado, ta ta t ata t ata, un poco del otro lari lari lari lari”.  De un lado, la ventanilla de la guerra, el hambre, la violencia, la pobreza; del otro lado, la ventanilla del arte, la riqueza, la suerte, el amor.

La llegada a la estación y la posibilidad de elegir entre dos trenes, ¿cuál lleva al destino deseado? Y, a partir de allí, el libro deviene imagen, color, escenas de grupos, familias, niñxs jugando, vías que llevan a quién sabe dónde, de Buenos Aires a González Catán, de la pobreza a la abundancia, de la solidaridad al egoísmo, de la guerra a la madre tierra.

Como un juego, dos ventanas y dos trenes, dos viajes que muestran la desigualdad, realidades polarizadas, vidas y realidades divididas como cada ventana.

Dos niñxs que juegan y ven pasar la vida, la historia, el tiempo desde la ventanilla de un tren.
Las dos ventanas –en ese diálogo poético entre el texto de Valentino y las imágenes de Aizen- como toda literatura nos invita a reflexionar acerca de la existencia humana, sus limitaciones, precariedades y la existencia de enormes desigualdades.




viernes, 23 de diciembre de 2016

Una cuestión de mirada

Después de unos meses con mucho trabajo, muchas escrituras, congresos, seminarios y demás actividades académicas que me tuvieron muy ocupada, retomo el contacto.


En  post del 18 de marzo, comentaba mi viaje por Europa a través de los libros y las librerías y, ahí, había comentado uno de los hallazgos: Ojos de Iwona Chmielewska (Tramuntana, 2015), ganador del Premio de Ficción del concurso Bologna Ragazzi 2013. Ya con un pie en el próximo año, quiero compartir con ustedes mi lectura de este bellísimo libro álbum.

El cineasta ruso Andrei Tarkovski dice que la poesía no es un género literario sino una forma de vida. A mí me gusta decir que la poesía es una forma de mirar el mundo y de mirarnxs a nosotrxs mismos a través del lenguaje. Algo de eso hace esta autora polaca en este libro.

Ojos es una invitación a conectarnos con la dimensión sensible de nuestros cuerpos, las sensaciones, los sentidos  y la vida cotidiana a través de los ojos. El texto apela a interrogarnos por el uso del sentido de la vista y, a su vez, a reflexionar cómo aquellas personas que no pueden ver, pueden sentir de otras maneras y vivir su vida de otros modos.

En este libro, cada página nos coloca frente a unos ojos que hacen cosas y nos remiten a todas aquellas acciones que realizamos con la vista y, a su vez, dan cuenta de otras facultades o sensibilidades que desarrollan las personas no videntes. Asimismo, los ojos que van a apareciendo en las páginas del libro se transforman, a medida que vamos avanzando con la lectura, en otros ojos que nos rodean y que están escondidos en objetos y plantas de la vida cotidiana. Así, los ojos y la mirada puede estar presente en el moño de un regalo, en unas llaves, en unas flores, en la mirilla de una puerta, en los faros de un auto, en dos tazas de café, en el código Braille, en las perlas de un collar, en los planetas del sistema solar, entre tantas otras posibilidades.  


De algún modo, lo que propone la autora e ilustradora, es atrevernos a mirar de otro modo el mundo que nos rodea, a encontrar poesía en cada objeto que tenemos cerca, a mirar de un modo detenido y atento con nuestros ojos o con nuestra sensibilidad la vida cotidiana. La poesía puede estar ahí, donde menos lo esperamos.


Por otro lado, este libro apuesta a la literatura con conciencia inclusiva, sin perder de vista lo polisémico imagina lectores y lectoras que pueden conectarse con la poesía, la belleza, el arte desde la diversidad.  
“ (…) podemos ser felices por vivir.

Tanto si podemos ver como si no.”