viernes, 23 de diciembre de 2016

Una cuestión de mirada

Después de unos meses con mucho trabajo, muchas escrituras, congresos, seminarios y demás actividades académicas que me tuvieron muy ocupada, retomo el contacto.


En  post del 18 de marzo, comentaba mi viaje por Europa a través de los libros y las librerías y, ahí, había comentado uno de los hallazgos: Ojos de Iwona Chmielewska (Tramuntana, 2015), ganador del Premio de Ficción del concurso Bologna Ragazzi 2013. Ya con un pie en el próximo año, quiero compartir con ustedes mi lectura de este bellísimo libro álbum.

El cineasta ruso Andrei Tarkovski dice que la poesía no es un género literario sino una forma de vida. A mí me gusta decir que la poesía es una forma de mirar el mundo y de mirarnxs a nosotrxs mismos a través del lenguaje. Algo de eso hace esta autora polaca en este libro.

Ojos es una invitación a conectarnos con la dimensión sensible de nuestros cuerpos, las sensaciones, los sentidos  y la vida cotidiana a través de los ojos. El texto apela a interrogarnos por el uso del sentido de la vista y, a su vez, a reflexionar cómo aquellas personas que no pueden ver, pueden sentir de otras maneras y vivir su vida de otros modos.

En este libro, cada página nos coloca frente a unos ojos que hacen cosas y nos remiten a todas aquellas acciones que realizamos con la vista y, a su vez, dan cuenta de otras facultades o sensibilidades que desarrollan las personas no videntes. Asimismo, los ojos que van a apareciendo en las páginas del libro se transforman, a medida que vamos avanzando con la lectura, en otros ojos que nos rodean y que están escondidos en objetos y plantas de la vida cotidiana. Así, los ojos y la mirada puede estar presente en el moño de un regalo, en unas llaves, en unas flores, en la mirilla de una puerta, en los faros de un auto, en dos tazas de café, en el código Braille, en las perlas de un collar, en los planetas del sistema solar, entre tantas otras posibilidades.  


De algún modo, lo que propone la autora e ilustradora, es atrevernos a mirar de otro modo el mundo que nos rodea, a encontrar poesía en cada objeto que tenemos cerca, a mirar de un modo detenido y atento con nuestros ojos o con nuestra sensibilidad la vida cotidiana. La poesía puede estar ahí, donde menos lo esperamos.


Por otro lado, este libro apuesta a la literatura con conciencia inclusiva, sin perder de vista lo polisémico imagina lectores y lectoras que pueden conectarse con la poesía, la belleza, el arte desde la diversidad.  
“ (…) podemos ser felices por vivir.

Tanto si podemos ver como si no.”

2 comentarios:

  1. ¡Qué bella propuesta, Vale! No conocía este título.
    Mientras leía tu reseña no podía dejar de pensar en El libro negro de los colores, de Menena Cottin y Rosana Faría, de ediciones Tecolote.
    Un beso,
    Natalia.

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  2. Gracias! sí, es un libro original y muy bello. Sí, claro, puede armar corpus con ese texto.
    Besos,

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