miércoles, 13 de agosto de 2014

Juego de niñxs

Hace unas semanas estuve en la presentación del libro Cocorococó de Didi Grau y Christian Montenegro (Pequeño editor, 2014) que se hizo en la Galería del Liceo (Santa Fe 2729), un espacio no convencional y digno de visitarse en la Ciudad de Buenos Aires por la presencia de estudios de artistas plásticos, librerías, espacios de arte y un bar. 

En el espacio Moebius, donde se hizo la presentación, pudimos no solo conocer el libro sino también disfrutar de algunas serigrafías  y dibujos de Christian Montenegro expuestos para la ocasión como así también otros objetos o juguetes creados por Montenegro, como un rompecabezas exquisito con imágenes de inspiración oriental o un juego de vajilla para niñxs.  






Cocorococó es un libro para adoptar, para leer una y otra vez, para trasladarse a la infancia y a los juegos de niños y niñas a través del lenguaje, con una estética irreverente con reminiscencias de María Elena Walsh. 

Cocorococó cuenta la historia de una gallina escritora, podríamos decir, o con deseos de escribir con tinta china que produce un gran lío cuando la tinta se vuelca y, a medida que leemos el libro y que avanzamos página a página, no solo los pollitos se llenan de tinta sino cada vez más personajes se van sumando a este gran caos generado por la gallina que, desde el discurso verbal, se construye a partir del uso de la retahíla.

Cocorococó es también un diálogo entre discurso verbal y visual, como nos tiene acostumbradxs esta dupla, ya que todo el libro está construido con el uso de dobles páginas que, en un claro contrapunto entre imagen y texto, van relatando esta historia. En este caso, el uso de colores saturados, sellos como los que suelen usar lxs niñxs, la superposición y yuxtaposición de imágenes para reforzar el relato hasta llegar a una doble página que anuncia el final donde no queda espacio libre para el dibujo empastado y con varias capas de color superpuestas. Y así hasta…

Cocorococó  se trata de una experiencia que vale la pena transitar con niñxs y también adultos que quieran volver al juego de la infancia.  
Besos,

2 comentarios:

  1. Tal cual lo que decís, Vale, ¡también me pareció precioso el libro y hermoso el lugar! Me quedé con ganas de llevar un par de serigrafías para las niñas de la familia y, definitivamente, me enamoré de ese rompecabezas que me trajo reminiscencias de Peleonas, mentirosas y haraganas, y del Dragondule con cola pendular para colgar en la puerta. Recomiendo ver en el blog de Didi Grau los sellos que construyó Christian Montenegro para hacer el arte de Cocorococó.
    Un beso,
    Natalia.

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  2. Sí, las serigrafías una belleza! Gracias por el dato del blog de Didi!

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