lunes, 26 de noviembre de 2012

Hallazgos de un día cualquiera VII: en la librería del Teatro San Martín

Jueves 22 de noviembre a las 20:30 hs en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín fui a ver la ópera Cachafaz de Oscar Stranoy sobre la obra homónima de Copi. Mientras esperaba para entrar en la sala, me di una vuelta por la librería que se encuentra en el hall del teatro. Revisando los anaqueles, me encontré con un libro -que había visto en el Museo de Michael Ende en Munich-: El teatro de sombras con ilustraciones de Friedrich Hechelman, editado por McMilliam este año.



Fue interesante el diálogo con el librero, porque me dijo que era un libro caro -luego no fue tan así- y comentó que no sé si serviría para algo este libro porque no deja ninguna enseñanza. Así fue como charlamos acerca de si la literatura para niños tiene que dejar un mensaje o enseñar algo. Le pregunté por qué leía un adulto y que en el caso de lxs niñxs también leían para habitar el mundo, conocer mundos posibles, abrirse a la imagianción y no con el deseo de encontrar un mensaje o una enseñanza.
Más allá de esta charla interesante para dar cuenta de cómo sigue estando fuerte en el sentido común la idea de que la literatura para niñxs tiene que ser didactizante, me llevé el libro de Ende.
Ya las guardas nos anticipan una historia de sombras chinescas que, luego, descubriremos con la lectura del texto que relata la historia de Ofelia -un personaje con nombre de personaje literario- que trabaja de apuntadora en un teatro de una pequeña ciudad. Con su voz suave le ponía palabras a la literatura detrás de bambalinas. Cuando el teatro cerró sus puertas, ella se quedó sola y tuvo un encuentro con una sombra que había quedado sola. A partir de ahí, Ofelia acoge a todas las sombras que andan sueltas, sin dueño. Vive entre sombras pero feliz. Así la acompañan Parca en Barca, Noche enfermiza, Nonuncamás, Pesovacío, entre otras sombras que ya desde su nombre connotan mundos oscuros. Cuando Ofelia es desalojada porque no puede pagar más el alquiler de su habitación, recorre los pueblos con sus sombras llevando un espectáculo de sombras con textos de los grandes autores teatrales que ella ha aprendido de memoria en su trabajo de apuntadora.
El discurso verbal se combina con el discurso visual en la primera parte del texto en proporciones similares, con uso de la doble página en imágenes sugestivas y con ciertos matices oscuros -sobre todo por la connotación negativa que tienen las sombras para el lector- y, a medida que avanza la historia, va ganando en espacio la ilustración en dobles páginas que relatan los hiatos en el discurso narrativo -como los viajes que hace Ofelia- y muestran imágenes entre el hiperrealismo y el fantasy.
Un libro bello donde la literatura juega un rol reparador para el personaje de Ofelia y se tematiza. Un libro donde la aparente oscuridad no lo es tal.
Un libro que vale la pena descubrir.
Besos,
Val

3 comentarios:

  1. Suena exquisito...
    ¿Qué tal Cachafaz? Tengo un amigo que la está haciendo los jueves en el Teatro del Pueblo los jueves. La crítica es excelente. Saludos!!!

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  2. Leyendo este texto me vino el recuerdo de haber hecho teatro de sombras en la escuela primaria con una Profe de Teatro Independiente. También se me apareció en mi mente un libro grande y de tapa dura sobre títeres que ella me había prestado.El libro resultó ser uno sobre Mané Bernardo; recuerdo que con mi visión de niña lo veía muy grande e interesante a ese libro en particular y no me cansaba de mirar sus fotos sobre títeres y leer alguna explicación. Treinta años después, paseando por la librería del San Martín, me encuentro con el mismo libro de Mané Bernardo, aquel que me había prestado la profe de teatro.Una gran emoción llena de agradables recuerdos me invadieron.

    ¡¡Gracias Profe por sus enseñanzas!!.

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  3. Gracias por los comentarios! sí, claramente, es un libro exquisito.
    Besos,

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