Después de unos meses con mucho
trabajo, muchas escrituras, congresos, seminarios y demás actividades
académicas que me tuvieron muy ocupada, retomo el contacto.
En post del 18 de marzo, comentaba mi viaje por Europa a través de los libros y las librerías y,
ahí, había comentado uno de los hallazgos: Ojos de Iwona Chmielewska (Tramuntana, 2015), ganador del Premio de
Ficción del concurso Bologna Ragazzi 2013. Ya con un pie en el próximo año,
quiero compartir con ustedes mi lectura de este bellísimo libro álbum.
El cineasta ruso Andrei Tarkovski
dice que la poesía no es un género literario sino una forma de vida. A mí me
gusta decir que la poesía es una forma de mirar el mundo y de mirarnxs a
nosotrxs mismos a través del lenguaje. Algo de eso hace esta autora polaca en
este libro.
Ojos es una invitación a conectarnos con la dimensión sensible de
nuestros cuerpos, las sensaciones, los sentidos
y la vida cotidiana a través de los ojos. El texto apela a interrogarnos
por el uso del sentido de la vista y, a su vez, a reflexionar cómo aquellas
personas que no pueden ver, pueden sentir de otras maneras y vivir su vida de
otros modos.
En este libro, cada página nos
coloca frente a unos ojos que hacen cosas y nos remiten a todas aquellas
acciones que realizamos con la vista y, a su vez, dan cuenta de otras
facultades o sensibilidades que desarrollan las personas no videntes. Asimismo,
los ojos que van a apareciendo en las páginas del libro se transforman, a
medida que vamos avanzando con la lectura, en otros ojos que nos rodean y que
están escondidos en objetos y plantas de la vida cotidiana. Así, los ojos y la
mirada puede estar presente en el moño de un regalo, en unas llaves, en unas
flores, en la mirilla de una puerta, en los faros de un auto, en dos tazas de
café, en el código Braille, en las perlas de un collar, en los planetas del
sistema solar, entre tantas otras posibilidades.
De algún modo, lo que propone la
autora e ilustradora, es atrevernos a mirar de otro modo el mundo que nos
rodea, a encontrar poesía en cada objeto que tenemos cerca, a mirar de un modo
detenido y atento con nuestros ojos o con nuestra sensibilidad la vida
cotidiana. La poesía puede estar ahí, donde menos lo esperamos.
Por otro lado, este libro apuesta
a la literatura con conciencia inclusiva, sin perder de vista lo polisémico
imagina lectores y lectoras que pueden conectarse con la poesía, la belleza, el
arte desde la diversidad.
“ (…) podemos ser felices por
vivir.
Tanto si podemos ver como si no.”
¡Qué bella propuesta, Vale! No conocía este título.
ResponderEliminarMientras leía tu reseña no podía dejar de pensar en El libro negro de los colores, de Menena Cottin y Rosana Faría, de ediciones Tecolote.
Un beso,
Natalia.
Gracias! sí, es un libro original y muy bello. Sí, claro, puede armar corpus con ese texto.
ResponderEliminarBesos,