En estos días, revisando y ordenando la biblioteca, me
encontré con un libro que no había leído: Las
dos ventanas de Esteban Valentino y Marina Aizen (Del Eclipse, 2012).
Una ventana con una niña y un niño curiosxs asomándose, nos
llevan a viajar con ellxs. Las guardas nos sumergen en el mundo de los trenes y
boletos de distintas partes del mundo y la imagen de una pareja que se abraza,
el contraste entre el sepia y tierra del fondo y los colores brillantes del
amor. Avanzamos las páginas y vamos descubriendo un diálogo entre textos e
imágenes que dan cuenta del paso del tiempo y, a su vez, de la realidad
segmentada, compartimentada.
Dos niñxs que viajan en un tren grande y antiguo, con dos
filas de asientos y dos ventanillas, del lado izquierdo y derecho. De un lado
al otro, como se mueve el tren, lxs niñxs saltan de aquí para allá y ven el
mundo, las dos caras de una realidad. “Un poco de un lado, ta ta t ata t ata,
un poco del otro lari lari lari lari”. De un lado, la ventanilla de la guerra, el
hambre, la violencia, la pobreza; del otro lado, la ventanilla del arte, la
riqueza, la suerte, el amor.
La llegada a la estación y la posibilidad de elegir entre
dos trenes, ¿cuál lleva al destino deseado? Y, a partir de allí, el libro
deviene imagen, color, escenas de grupos, familias, niñxs jugando, vías que llevan
a quién sabe dónde, de Buenos Aires a González Catán, de la pobreza a la
abundancia, de la solidaridad al egoísmo, de la guerra a la madre tierra.
Como un juego, dos ventanas y dos trenes, dos viajes que
muestran la desigualdad, realidades polarizadas, vidas y realidades divididas
como cada ventana.
Dos niñxs que juegan y ven pasar la vida, la historia, el
tiempo desde la ventanilla de un tren.
Las dos ventanas –en
ese diálogo poético entre el texto de Valentino y las imágenes de Aizen- como
toda literatura nos invita a reflexionar acerca de la existencia humana, sus
limitaciones, precariedades y la existencia de enormes desigualdades.
¡Qué lindo! Lo voy agendando.
ResponderEliminarUna vez más, Valentino ofrece una interesante y bella propuesta; en esta oportunidad, dirigida a un destinatario más pequeño, ¿no es cierto?
ResponderEliminar¡Gracias por la recomendación, Vale!
Un beso,
Natalia.
Sí, es un libro para tener en cuenta. En cuanto a la cuestión etaria, no estoy tan segura si es para un destinatario más pequeño, sino que, creo, depende de cómo se aborde la lectura. Y la lectura de las imágenes.
ResponderEliminarGracias por sus comentarios!