El 8 de octubre de 2013, Luana, una niña trans, recibía de
manos del jefe de gabinete del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, su DNI
que respetaba su identidad autopercibida, gracias a la lucha descarnada de
Gabriela Mansilla, su madre, con el apoyo de la CHA (Comunidad Homosexual
Argentina, especialmente de Valeria Pavan, responsable del Área de Salud de esa
institución. De esta manera, por primera vez en la historia de nuestro país y
en el mundo, una niña asumía su derecho –amparada en la Ley de Identidad de Género
(N° 26.743)- de acceder al DNI y de esta manera ejercer su identidad de manera
plena.
Yo nena, yo princesa.
Luana, la niña que eligió su propio nombre (UNGS, 2014) de Gabriela Mansilla relata, en primera persona en el registro de
un diario íntimo que escribe Gabriela a su hija, el deseo de Luana de ser quien
se siente que es, más allá de su sexo biológico, y la lucha de su madre por
acompañarla en este tránsito de varón a nena, de Manuel a Luana, de un niño
triste a una niña feliz.
Este libro es un testimonio insoslayable que da cuenta, de
manera contundente y emotiva, acerca de los
diversos modos, sentires, expresiones de la identidad en la infancia frente a
la violencia ejercida desde el Estado y la sociedad frente a lo diferente o lo que no
es inteligible para la norma o el binarismo varón/mujer.
Asimismo, Yo nena, yo princesa da cuenta del modo
en que una niña trans pelea por su identidad, por su deseo, contra una sociedad
que reproduce los mandatos culturales donde la diferencia se paga con violencia
y exclusión. Este libro nos habla, también, desde la experiencia subjetiva de
Luana y su madre, de cómo la infancia puede ser un territorio hostil para quien
no entra dentro del reglamento del género.
Yo nena, yo princesa es
también un relato apasionante, y no por ello menos doloroso, de la búsqueda de
Luana por expresar su identidad, sus gustos, sus deseos, sus afectos. Es el
relato de los primeros seis años de vida de Luana, una niña que apenas pudo
hablar, expresó su convicción de sentirse y definirse como niña y eligió su
nombre.
No dejen de leerlo. Vale la pena
Me parece que este libro implica un gran avance para nuestra sociedad contemporánea.
ResponderEliminarGuau! qué fuerte y qué interesante. Trato siempre el tema de género con mis alumnas y es increíble lo que cuesta que las futuras maestras dejen de lado prejuicios y sean más abiertas a esta realidad... Tomo nota y lo agendo entre mis próximas lecturas.
ResponderEliminarBesos, Vale... siempre aprendo pasando x acá!
Sí, es una historia fuerte y muy interesante que vale la pena conocer. Gracias por los comentarios! besos,
ResponderEliminar¡Qué maravilla que el relato haya sido escrito por la madre! ¡Me emociona doblemente, tanto como la historia! La semana pasada estuvieron dando su testimonio en la TVP.
ResponderEliminarUn beso,
Natalia.
Sí, también tendríamos que decir que se trata de una madre guerrera que acompañó a su hija en esta lucha.
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