Ortigia, 11 de enero de 2018.
Día a pleno sol.
Luego de una visita al Museo del Papiro, una hallazgo del viaje,
nos perdemos por las callecitas de Ortigia, el barrio antiguo de Siracusa, y en
una esquina encontramos abierto el Museo dei Pupi, en la via Giudecca (antiguo
barrio judío), en el Palazzo Midiri-Cadorna, a pocos pasos de la Plaza del
Duomo.
El museo es pequeño, con tres salas, de las cuales una está
cerrada por refacciones. Este museo nació en homenaje a Saro Vaccaro, el
titiritero que fundó el teatro de títeres en Siracusa. La historia cuenta que
en los años 70 la televisión italiana mandó un equipo a filmar los daños que
había en la cúpula de la catedral y se encontró con Saro jugando en la calle
con una marioneta de una oca. Filmó esa escena que, luego, se vio en la
televisión y esa situación hizo que el municipio de Siracusa, al ver que había
generado mucho interés, viera que las marionetas podían ser un atractivo
turístico para la zona y financiara la apertura del teatro y, luego, del museo.
Más tarde se sumaron los hermanos Mauceri para expandirse y desarrollar otros
proyectos artísticos.
El museo, entonces, es el recorrido por las producciones artísticas
de estos titiriteros.
Y, en una sala, nos encontramos con el taller de Saro
Vaccaro, reproducido en sus detalles, con sus materiales y objetos de trabajo.
El artista en su refugio creador.
El día terminó con otra maravilla histórica. La visita al
Parque Arqueológico Neapolis donde nos encontramos y emocionamos con el Teatro
Greco donde Esquilo estrenó “Los Persas” y donde la poeta Safo y el científico
Arquímedes disfrutaron de funciones de teatro.
Luego de la visita a este museo como al Museo de las
marionetas en Palermo, nos despedimos de estas presencias mágicas.
¡Cuánta belleza!
ResponderEliminarGracias, Poéticas de la Infancia por acercarnos estas maravillas.