3 de enero de 2017.
Desde el Mirador de Santa Catarina que deja ver a lo lejos
el Tajo, camino hacia abajo por unas calles empinadas –la norma en esta ciudad-
para llegar al barrio de Mandragora, nombre literario si los hay. Unas
escalinatas me llevan a la Rua da Esperanca 146, al Convento das Bernardas
donde se encuentra el Museo de las Marionetas. Otra escalinata con
gigantografías de marionetas que conforman la colección de este museo me invitan
a pasar.
La exposición permanente del Museo de la Marioneta muestra
marionetas de todo el mundo. Empieza por Asia, pasa por Europa, por África, por
Brasil para regresar a Portugal y su sólida tradición titiritera. De marionetas
de la antigüedad a creaciones contemporáneas, como ya habíamos visto en el
Museo de las Marionetas de Lübeck.
La primera sala nos traslada a Tailandia y las máscaras
tradicionales del Khon, teatro danzado en las que los actores-bailarines hacen
uso de máscaras para caracterizar a los personajes. Las máscaras están
confeccionadas con papel maché, pintadas en colores saturados y con abundante
uso de hoja de oro.
La segunda sala nos hace viajar a Indonesia, donde como se
explica en la guía de visita, la tradición de las marionetas es muy antigua.
Allí vemos máscaras que se utilizaban para perfomances referidas a los poemas
épicos del Ramayana y el Mahabharata, como asi también bailes vinculados con
los dioses y lo sagrado.
Otro tipo de marionetas son las de varas de Java , denominadas
wayang golek, realizadas en madera sostenidas por un soporte vertical, con
trajes realizados en batik y colores que simbolizan distintos sentidos: rojos y
castaños para demonios; verdes y blancos para los príncipes y la nobleza; los
dioses en dorado.
China también tiene su sala, donde podemos observar las
marionetas de sombra que surgen en el siglo II a. C.
Sri Lanka es otro de los espacios geográficos representados
en la colección de este museo, con máscaras utilizadas en los rituales Sanni
Yakuma donde se consideran formas de exorcismo y de la medicina ayurvédica.
Las marionetas de hilos son las preponderantes en la sala
donde se expone la producción de Myanmar. Son marionetas realistas.
Si nos trasladamos a Vietnamn encontramos las
marionetas Roi Nuoc, o marionetas de
agua. Los espectáculos con estas marionetas se desarrollaban en los arrozales y
estaban asociadas a los ciclos agrarios y rituales de fertilidad.
El continente europeo también está presente en este museo.
Así en una sala se reúnen títeres del teatro de Guignol de Francia, de la
Commedia dell’ arte como Pulcinella, Punch y Judy de Inglaterra, la Opera dei
Pupi de Sicilia, títeres del Teatro Toone de Bélgica, entre otros.
Nueva Zelanda también está presente a través de las
marionetas para ópera realizadas en tejidos y bordadas.
África tiene una presencia importante también en este museo:
Mali y sus marionetas de animales y referidas a temáticas como la pesca y la
agricultura.
Brasil está presente a través de los Mamulengos, marionetas parecidas
a las personas del nordeste de Brasil, vestidas con telas brillantes.
Las últimas salas muestran la gran producción titiritera
portuguesa, que les cuento en la próxima entrega.
¿Cuál les gustó más?
A Flor, de sies años, le gustaron las máscaras de Indonesia. A mí, las marionetas de Myanmar y las de Nueva Zelanda aunque también las de Brasil y Vietnam. ¡Gracias por acercarnos este bello museo!
ResponderEliminarQué bueno! Sí, la verdad que es una maravilla el museo y la colección! Gracias por el comentario, Adriana, fiel lectora del blog.
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