Este mes el blog cumple seis años y para festejarlo, primero quise renovar la presentación del blog -espero que les guste- con una ilustración de Jimmy Liao para la portada y, además, durante estos días iré compartiendo distintos textos que vengo leyendo y que me resultan interesantes.
Para empezar con este recorrido, elegí un libro de Didi Grau: A la sombra de una pirámide. Una tarde llegué a casa y ahí estaba, apoyado en la puerta de mi departamento, envuelto en un plástico transparente. Lo leí en pocos días y, justo, para ese tiempo también estaba leyendo la biografía de Chéjov de Némirovsky. Es raro cómo se van combinando las lecturas, las ideas. Una lectura me llevó a otra, una historia me hizo establece relaciones con las otras.
Irene Némirovsky en su Vida de Chéjov (Losada, 2016) narra cómo cuando el escritor ruso era pequeño, a pesar de la miseria y las necesidades, no faltaban los relatos orales que contaba su madre –acerca de la travesía que había hecho de niña con su madre en busca de la tumba paterna- o las historias que narraba la nana “leyendas en las que se mezclaban aquí y allá recuerdos de la guerra de Crimea, del tiempo de los siervos, con historias de bandidos y de brujas”. Historias que fueron acumulándose en la memoria del autor y que reaparecieron en algunos de sus textos.
Para empezar con este recorrido, elegí un libro de Didi Grau: A la sombra de una pirámide. Una tarde llegué a casa y ahí estaba, apoyado en la puerta de mi departamento, envuelto en un plástico transparente. Lo leí en pocos días y, justo, para ese tiempo también estaba leyendo la biografía de Chéjov de Némirovsky. Es raro cómo se van combinando las lecturas, las ideas. Una lectura me llevó a otra, una historia me hizo establece relaciones con las otras.
Irene Némirovsky en su Vida de Chéjov (Losada, 2016) narra cómo cuando el escritor ruso era pequeño, a pesar de la miseria y las necesidades, no faltaban los relatos orales que contaba su madre –acerca de la travesía que había hecho de niña con su madre en busca de la tumba paterna- o las historias que narraba la nana “leyendas en las que se mezclaban aquí y allá recuerdos de la guerra de Crimea, del tiempo de los siervos, con historias de bandidos y de brujas”. Historias que fueron acumulándose en la memoria del autor y que reaparecieron en algunos de sus textos.
Esa escena primigenia de una persona narrando a otras
podríamos recuperarla como la postal que construye la memoria colectiva, narrar
a otros/as historias del pasado, reales o inventadas, para mantener viva la
historia y, en el diálogo con otros/as, construir también historia, lazo,
unión.
A la sombra de una
pirámide (Libros del Náufrago, 2013) de Didi Grau recupera esa escena
primigenia, de pertenencia a la tribu, en este caso de una abuela araña a su
nieta, para hilvanar seis historias que tienen como telón de fondo el antiguo
Egipto y los escenarios maravillosos de las pirámides, los faraones y las
reinas de antaño. Cada relato se inicia con la escena de la abuela araña
contándole una historia a su nieta Bichita, a partir de un suceso o un evento
cotidiano que requiere de un relato para dar una enseñanza, una explicación o
simplemente por el deseo de narrar a otros historias de otros tiempos. Así en
cada relato vamos descubriendo escenarios y personajes maravillosos donde
aparecen guiños a lxs lectorxs –“Momias eran las de antes. No como esas momias
de morondanga de las películas”-, el humor a partir del uso de la rima – “Porque
sabrás, Bichita, que la reina, que era muy culta, solo hablaba con palabras que
rimaran. (…) por ejemplo: -Muy bien, mis criadas, han puesto mucho empeño.
Ahora me voy a dormir porque no doy más del sueño” – o del relato de
situaciones disparatadas fruto del equívoco. Asimismo, se recuperan historias y
parábolas tradicionales reversionadas donde, nuevamente, aparece el humor o el
disparate con un fin didáctico.
A la sombra de una
pirámide de Didi Grau es un libro donde se rescata la tradición oral, el
juego con el lenguaje, el relato como memoria colectiva y vínculo
intersubjetivo, y el humor. Seis historias para reír en un mundo maravilloso
donde las gatas y los elefantes no son lo que parecen, o parecen lo que no son.
¿Qué otras historias conocen donde la narración oral está presente o estructura el relato?
Muchas gracias por esta encantadora reseña, Val. Qué coincidencia con lo que estabas leyendo! Muchos cariños
ResponderEliminarGracias a vos por el libro, Didi, una delicia!
ResponderEliminar¡Gracias por esta reseña, Vale! ¡Me lo agendo para la próxima compra!
ResponderEliminarCreo que la narración oral produce un encantamiento que instala el deseo de que nos sigan contando una y otra vez.
Un beso,
Natalia.
Sí, es un libro muy interesante porque da ganas de leerlo en voz alta.
ResponderEliminarBesos,