Arreglando mi biblioteca, encontré el bello libro Nanas de la cebolla de Miguel Hernández
ilustrado por Matías Acosta editado en el 2013 por Ediciones del Naranjo, que
hace un tiempo me regaló mi amiga Natalia Jáuregui.
Volver a recorrer los versos que Hernández le escribió a su
hijo Manuel Miguel es una experiencia de lectura conmovedora. En este poema,
Hernández recupera la tradición de la forma folclórica infantil de las nanas y
él transforma el dolor en poesía y belleza.
La historia de Hernández, como la de tantos combatientes
republicanos durante la Guerra Civil Española, es la de un hombre que desde la
cárcel sufre la tortura y el maltrato de sus opresores y la situación de
miseria y desahucio en la que está su mujer y su hijo. Frente a esa intemperie
en la que quedaron, el poeta escribe este poema a partir del recuerdo de su
hijo comiendo cebolla para paliar el hambre.
Cada estrofa nos acerca cómo
siente el yo poético el hambre de su niño y la desesperación de la madre y, en
esa situación, el consuelo es la luna como regalo y la risa como escape, como
futuro, como libertad frente a tanta opresión. El cuerpo del niño es música
para el alma y su no saber la forma de la supervivencia.
Las imágenes de Matías Acosta
nos trasladan a ese universo escueto y minimalista de la escasez y la miseria, ya que cada doble página funciona como
síntesis simbólica y poética de cada estrofa.
La reedición ilustrada de este
clásico de la poesía en lengua hispana es una oportunidad para acercar a lxs
niñxs este bello texto poético que habla del dolor y el amor de un padre por su
hijo.
Un hallazgo para leer otra vez y
otra vez.
bellisimo
ResponderEliminarSí, bella poesía y bellas imágenes
ResponderEliminar¡Qué linda reseña, Vale! Volví a sentir la desesperación de ese yo poético y a revivir ese "universo escueto y minimalista de la escasez y la miseria (conjugados en la) síntesis simbólica y poética".
ResponderEliminar¡Me parece una edición perfecta que ensambla la pluma conmovedora de Miguel Hernández con los trazos sensibles de Matías Acosta!
Besos,
Natalia.
Gracias, Natalia! sí, es un poesía bella y conmovedora para leer y leer. Beso
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