viernes, 24 de junio de 2016

Hallazgos de un día cualquiera XIV: en mi biblioteca encontré unas nanas y una cebolla

Arreglando mi biblioteca, encontré el bello libro Nanas de la cebolla de Miguel Hernández ilustrado por Matías Acosta editado en el 2013 por Ediciones del Naranjo, que hace un tiempo me regaló mi amiga Natalia Jáuregui.


Volver a recorrer los versos que Hernández le escribió a su hijo Manuel Miguel es una experiencia de lectura conmovedora. En este poema, Hernández recupera la tradición de la forma folclórica infantil de las nanas y él transforma el dolor en poesía y belleza.

La historia de Hernández, como la de tantos combatientes republicanos durante la Guerra Civil Española, es la de un hombre que desde la cárcel sufre la tortura y el maltrato de sus opresores y la situación de miseria y desahucio en la que está su mujer y su hijo. Frente a esa intemperie en la que quedaron, el poeta escribe este poema a partir del recuerdo de su hijo comiendo cebolla para paliar el hambre.  

Cada estrofa nos acerca cómo siente el yo poético el hambre de su niño y la desesperación de la madre y, en esa situación, el consuelo es la luna como regalo y la risa como escape, como futuro, como libertad frente a tanta opresión. El cuerpo del niño es música para el alma y su no saber la forma de la supervivencia.  

Las imágenes de Matías Acosta nos trasladan a ese universo escueto y minimalista de la escasez y la miseria,  ya que cada doble página funciona como síntesis simbólica y poética de cada estrofa.
La reedición ilustrada de este clásico de la poesía en lengua hispana es una oportunidad para acercar a lxs niñxs este bello texto poético que habla del dolor y el amor de un padre por su hijo.

Un hallazgo para leer otra vez y otra vez.


4 comentarios:

  1. Sí, bella poesía y bellas imágenes

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  2. ¡Qué linda reseña, Vale! Volví a sentir la desesperación de ese yo poético y a revivir ese "universo escueto y minimalista de la escasez y la miseria (conjugados en la) síntesis simbólica y poética".
    ¡Me parece una edición perfecta que ensambla la pluma conmovedora de Miguel Hernández con los trazos sensibles de Matías Acosta!
    Besos,
    Natalia.

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  3. Gracias, Natalia! sí, es un poesía bella y conmovedora para leer y leer. Beso

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