En los últimos tiempos, la crisis humanitaria producto de la
migración masiva de niños, niñas, jóvenes, adultos, ancianos refugiados de las guerras y el hambre, que
buscan un lugar para vivir y tener un futuro, nos conmovió desde las redes
sociales, la televisión y los diarios. ¿Qué estamos dispuestos/as a hacer para
sobrevivir? Ver escenas tremendas como personas que huyen con solo una bolsa,
mujeres y varones que llevan a sus niñ@s en brazos, jóvenes que solo tienen su
esperanza nos deja consternados/as. Y la irremediable muerte de niñ@s con su
obscena transmisión en cadena nos deja sin palabras.
En otros tiempos, no tan lejanos, también hubo niños, niñas,
mujeres, varones, ancianos que buscaban sobrevivir a la persecución religiosa y
política como sucedió en Europa durante el nazismo. La historia de Erika de Ruth Vander Zee y Roberto Innocenti
(Kalandraka, 2007) relata una historia de huída y supervivencia durante el
nazismo.
Ya desde la portada nos trasladamos a esa época, gracias a
las ilustraciones color sepia e hiperrealistas de Innocenti y, en esta edición,
el troquelado de una estrella en el centro de la portada que, si la retiramos,
brilla en su amarillo acusador: la estrella que debían llevar los judíos
durante el nazismo.
Al inicio del texto, la autora cuenta cómo nació este libro
a partir de la historia real de Erika, sobreviviente del Holocausto, que le
narró su historia.
La historia de Erika cuenta
en primera persona el relato de una niña que sobrevive gracias a que su madre
la arroja desde un tren que va hacia un campo de exterminio. Las ilustraciones
de Innocenti son en sepia, como viejas fotografías de época o escenas de una
película, donde el color solo se hace presente en la estrella amarilla, la
manta rosa de la bebé y, recién al final, cuando la vida triunfa a la muerte.
Erika vive para contar su historia pero no conoce su identidad, tal como se
refleja en el texto donde no conocemos la cara de la niña.
La historia de Erika es
un libro conmovedor, terrible que vale la pena compartir con niños y niñas para
mantener viva la memoria.
Está buenísimo para una ronda de lectura, análisis y debate. ¿Por qué no en la escuela?.
ResponderEliminarGracias, Adriana, por tu comentario. Creo que es un libro que puede armar corpus con El diario de Ana Frank, Las maletas de Auswichtz, y Cuando Hitler robó el conejo rosa de Judith Kerr.
ResponderEliminarBesos!