Siempre me
apasionaron los libros que hablan de la literatura, de leer, del mundo de papel
y palabras que es todo libro.
Hojas sobre
la almohada (Abran cancha, 2014) de Natalia Méndez es un viaje a la poesía
hecha de poesía, hecha de palabras, de papel de libro, de viaje literario hacia
universos de ficción y lenguaje.
Este libro presenta
poesías que son metapoesía para niñ@s, poesía que muestra cómo las palabras
construyen mundos donde sus materiales son “palabra pájaro”, “palabras tambor”,
“palabras respuesta”, “palabra color”, “palabras preguntas”.
Poemas que
nos hablan de qué nos pasa cuando leemos, de cómo la literatura nos lleva a
recorrer lugares extraños donde hay animales extraños “que toman el té con los
vecinos” o donde hay magia pero “cuando buscás un truco/siempre te aparece otro”
o bien un libro que “echó raíces en la tierra” y “en los frutos
había/semillas/de nuevas historias”.
Poemas que nos
hablan de la lectura como una experiencia transformadora y que tiene su propio
ritmo y cadencia. Así una pausa en la lectura es “como un panadero/que
pasa/flotando” y la vida en la biblioteca es la oportunidad para los libros de
contarse historias. A veces el sueño conjura contra la posibilidad de seguir
leyendo, uno quiere seguir pero no puede porque “la última palabra/que leo/ por
la noche/es la puerta de entrada/a los sueños”. Los libros son un universo en
sí mismos y pueden hacer cosas muy singulares como “cantar”, “guardar un
secreto” o “se dejan acariciar”.
Poemas que
son deseos de más historias, más libros y mucha lectura para esta vida.
¿Quién no
quiso alguna vez llegar al final de una historia y volver a empezar? Este libro
nos invita a volver una y otra vez, a leerlo y releerlo para seguir disfrutando
de poesía que nos habla de poesía y de literatura. Y cada vez que lo abrimos, las ilustraciones de Fernando Calvi nos llevan a un universo donde lo abstracto y lo realista se combinan para trasladarnos, también, a otros mundos posibles de color pleno y estridente.
Hojas en la almohada es un libro para atesorar y leer
cuando parece que no hay más literatura que nos pueda transportar hacia otro
lugar. Ese lugar que no es otro que el de la buena literatura.
¡Qué bella propuesta, Vale! ¡Y qué hermosa recomendación: me encantó la reseña y me invitó a sumarla a la de Refranario! ¡Que viva la poesía! ¡Que viva la buena literatura! Un beso, Natalia.
ResponderEliminarSí, mucha poesía y de la buena!
ResponderEliminarPoesía, poesía, poesía, ¡que se inunde el mundo con ella! y anoto esta propuesta.
ResponderEliminarSuper recomendado! y la autora estará leyendo poesía en las VII Jornadas de Poéticas de la literatura para niñ@s en mayo de 2016
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