Hace unos
años, en un curso de capacitación en Cepa, una profesora llevó para compartir
el libro Hugo tiene hambre de Silvia
Schujer y Mónica Weiss. Durante muchos años lo busqué sin suerte, incluso el
año pasado también lo rastreé en Bogotá pero no lo encontré.
Hace unos
días, con alegría, lo recibí en mi casa enviado por Cristina Gabás de www.plazadeautores.com.ar y hoy lo
comparto por acá. Ahora sí se consigue en Buenos Aires (Buenos Aires, Norma,
2014).
¿Qué tiene
de singular este texto que tanto busqué? Creo que da cuenta de cómo contar una
historia de un niño con hambre, con poesía y belleza.
Hugo tiene hambre relata la historia de un niño de la
calle desde una doble mirada: por un lado, la del narrador que presenta a Hugo
e interpela desde la primera frase del texto al lector y, por otro lado, desde
la mirada de Hugo que se muestra a través del diálogo entre texto e
ilustraciones –construyendo un libro álbum- que vamos leyendo a medida que
avanzamos con el relato. Además, el texto narra la historia de Hugo desde sus
sensaciones, desde cómo ve la realidad a través de su hambre y su mirada. Es
decir, el texto va construyendo el
relato de cómo Hugo transita el hambre en una ciudad donde el anonimato y la
indiferencia de la gente no permiten ver a ese niño que “está enojado porque
tiene hambre”.
Pero el
relato no se queda ahí, se construye apelando a la imaginación y a su poder transformador. Es decir, la
situación de hambre del niño da lugar a sobrellevar esa situación a partir de
imaginar que todo lo que ve se transforma en comida. Así los árboles devienen alcauciles,
la fuente es un gran plato de sopa, un perro es un gran pancho… Y es ahí, en
esa imaginación transformadora donde las ilustraciones de Mónica Weiss apuestan
a focalizar la mirada de Hugo, lo que ve y siente. De allí que texto e
ilustración dialogan para contar una historia que emociona y nos deja
reflexionando.
Hugo tiene hambre es un libro para leer y releer con niñxs,
una y otra vez, porque, como señala Perry Nodelman:
“La
verdadera inocencia no es ignorante. Permanecer inocentes, es decir, tratar de
no hacer el mal, exige conocer el mal. Por lo tanto, el conocimiento protege a
la inocencia: sólo los que están armados de nociones éticas y prácticas acerca
del comportamiento propio y del comportamiento de los demás, poseen recursos
para ser buenos. Y estoy convencido de que esto es particularmente cierto en el
caso de los niños.” Disponible en http://www.imaginaria.com.ar/2010/09/todos-somos-censores/
Hugo tiene hambre es un relato sensible y audaz. Un
libro memorable para atesorar y regalar.
Qué interesante! cómo me gusta que nos abras estas puertas a nuevas lecturas tan necesarias para dar cuenta, de manera poética, de la realidad en que vivimos. Siempre un placer leerte, Vale!
ResponderEliminarBesos
Gracias, Mati por tu comentario! Besos,
ResponderEliminar¡Qué buena noticia la de la reedición de este bello e importante libro!
ResponderEliminarHugo tiene hambre de Silvia Schujer estuvo mencionado como una opción a elegir en una revista editada por el Ministerio de Educación de CABA en el 2007. El tema de dicha publicación es nada más ni nada menos que “sexualidad y literatura”. A pesar de que en esta revista no aparecen los cuentos ni novelas propuestos (es decir que habría que tener el texto literario aparte) sí hay propuestas de trabajo desde el nivel inicial hasta quinto año del secundario.
www.buenosaires.gob.ar/areas/educacion/esexual/esexual_lit.pdf
Sí, es una muy buena noticia! Gracias Adriana por el dato!
ResponderEliminarBesos,