Luego de unos días de vacaciones en Traslasierra, provincia
de Córdoba, regresé a mi casa para comenzar algunos proyectos de
escritura que tenía en danza. Un día de descanso, para entretenerme, me dediqué
a revisar mi biblioteca y, entre tantos libros leídos, me encontré con uno no
leído que me llamó la atención y que hoy, como primer post de este año, quiero
compartir con ustedes: Loro hablando solo
de Juan Lima (Comunicarte, 2011).
A medida que iba leyendo el libro, fui descubriendo esta
extraña coincidencia que, en la biografía final, se reforzaba con el dato de
que Lima vive en el mismo barrio que yo, San Telmo. De Traslasierra a San
Telmo, como yo en esos días de enero.
El título nos remite a un animal que dice, que habla
aunque no tenga auditorio, que chilla, que no calla. Y, en este libro, el loro
monologa y nos lleva de viaje por Traslasierra. Este loro aparece retratado fotográficamente en la portada del
libro y anuncia, de alguna manera, las ilustraciones que encontraremos a lo
largo del libro que son fotografías de flora, fauna, paisajes y naturaleza de
esta región.
Loro hablando solo es un texto poético que nos acerca ese universo
particular de Traslasierra y las sensaciones que desata esa geografía singular,
en una búsqueda estética entre poesía y discurso enciclopédico. Cada página nos
depara un espacio, un animal, una planta, un fruto y una manera de nombrarlos,
de establecer sus límites, de decir cómo son. Para ello Lima pone en juego
diversos recursos poéticos como el uso de neologismos que funcionan como
resemantizaciones como, por ejemplo, “los otros bichos quedan
afónicos/mediotarados metachirridos”; el
uso de refranes y modismos rioplatenses como “no se tomen a la chacota su
chapoteo (¡y nada de sacarle el cuero!)” para referirse al carpincho o para
describir al jabalí transforma y metamorfosea esos refranes de manera
inesperada y disparatada como, por ejemplo, “no es lo mismo trufas que comer
soja” o “a cada chancho su margarita.” O bien describe la noche de
Traslasierra, los zorros, las gallinas, las ranas u otras presencias de este
lugar que “es el jardín de las delicias”
a partir de comparaciones, descripciones, adjetivaciones especificativas que presentan a esos seres
como en un zoom verbal –reforzado, en
muchos casos, por el zoom fotográfico
de las imágenes que ilustran el libro. O, también, juega a las adivinanzas con
los lectores.
Asimismo, la palabra poética en este texto está tematizada
dando un giro metaliterario a algunos poemas del libro. La palabra nombra, crea
un mundo, establece los contornos de lo posible y, a la vez, “es un animal
peligroso”, y “para dibujar la palabra crepúsculo/mezclar arroyo y perro que
ladra/últimos pájaros y primer estrella (…)”, es decir, para dar sentido a una
palabra es necesario inventarle una historia, definirla, dar cuenta de cómo se
configura su esencia que tiene algo de texto del saber y texto del sentir.
Loro hablando solo habla
de sueños, de percepciones, de cartografías, de sensaciones, es decir, se
configura a partir de la palabra poética y sus posibles reinvenciones.
Loro hablando solo invita
a los lectores a dejarse sorprender por la palabra poética y por el universo de
Traslasierra, por el discurso verbal y el discurso visual en una combinación
inusual para el mercado editorial argentino.
Espero que les guste este primer post. Nos leemos, beso
Qué buena review, Valle... Estos hallazgos tuyos siempre son interesantes...
ResponderEliminarPlacer leerte, como siempre, besos:>
Gracias por el comentario!
ResponderEliminarbesos,