nos acercamos al museo que está en la segunda planta del mismo edificio.
Se trata de una sala donde se encuentran objetos personales del escritor, recuerdos de viajes, ediciones de sus libros, muebles, marionetas, juguetes, obras pictóricas de su padre Edgard Ende, y manuscritos que Ende donó cuando regresó a Munich, luego de su estancia en Genzano (Italia), y se hizo habitué de la biblioteca.
Recuerdos y objetos personales |
El recorrido se hizo más ameno gracias al señor que se encarga de recibir a los visitantes y amablemente nos fue contando y presentando el recorrido por la sala. Cuando supo que éramos argentinos, nos mostró algunas ediciones en español de la obra de Ende y se interesó por saber si sus libros se conseguían acá. También nos contó que Mariko Sato, su última mujer, fue la traductora de sus libros al japonés y promotora de su literatura en ese país oriental. Además, nos enteramos que Ende hizo un libreto de su libro Momo para ópera que se estrenó en 1978 con música de Mark Lothar, curiosidad por mí desconocida sobre la producción de Ende.
La visita fue otro modo de redescubrir a Michael Ende y valió la pena.
Hasta la próxima entrega, besos,
Val
¡Qué linda entrada, Val! Gracias.
ResponderEliminarGracias, María, por tu comentario. Besos,
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