Sobre El enigma del barquero de Laura Devetach, publicado en Sudamericana, Colección Pan Flauta, 2007.
Historias, preguntas, descubrimientos, temores, deseos, imaginarios se cuecen en estas seis historias donde el mundo infantil y los modos de ver el mundo de los niños son los protagonistas. Seis historias que nos muestran, además, cómo Devetach conoce el mundo de los chicos y construye ficciones poniendo en juego un abanico de procedimientos literarios que se conjugan con las ilustraciones de María Rojas que juega, también, con las palabras para darles formas nuevas, en algunos casos rayanas con la poesía de vanguardia y, en otros casos, con dibujos que nos acercan a universos legendarios.
Este libro incluye seis cuentos – “El enigma del barquero”, “La trampa de las ovejas”, “Chipas”, “El brujo de los tubitos”, “Leyenda de las margaritas” y “Cuento en la arena.” Elegí para reseñar acá los tres cuentos que más me gustaron.
“El enigma del barquero”, relato que abre este volumen de cuentos, incorpora en la diégesis diversos géneros como, por ejemplo, un epígrafe de una canción de Ángel Magaldi, el enigma que da nombre al cuento y una historia donde la intertextualidad teje redes de sentidos posibles que se abren hacia distintos caminos posibles. El protagonista es un niño que trabaja en el río, es barquero y cruza el río varias veces al día llevando gente. Es un niño que vive hacinado en una casa y que, a pesar del cansancio del trabajo y los bostezos que lo llaman al sueño, piensa y repiensa cómo resolver el enigma que le dijo un turista. El enigma, entonces, es el disparador para contar una historia donde el niño se “zambulle en el río de la cama” e imagina resoluciones posibles que vamos leyendo a medida que avanzamos en el relato. Sueño y vigilia se van entramando para construir una historia donde el mundo del niño barquero se entreteje con el mundo de la literatura, una manzana envenenada y un lobo feroz, con las sensaciones de un niño que busca las maneras para resolver un enigma que lo lleva a descubrir relaciones impensadas entre su realidad y la ficción.
El otro cuento que me gustó mucho es “El brujo de los tubitos” donde un niño descubre a un otro y a la vez es descubierto por otro. Un relato donde la diferencia y la alteridad y las percepciones que los otros tienen de uno permiten la construcción de una historia de amistad y reconocimiento. Como en el relato anterior, el niño protagonista de este relato, el Negro, trabaja arriando ovejas en un lugar donde también los turistas están presentes. La llegada de un “hombre con barba” “moreno y joven” que estaba solo en la “casa de cal” despierta su curiosidad, por eso “lo espiaba.” Como las costumbres del hombre eran diferentes a la gente de la ciudad que el Negro conocía, el niño empezó a pensar que se trataba de un brujo. Además, “el barbita tenía estantes en las paredes, llenos de unos tubitos con dibujos de flores y animales.” Para el Negro, el Barbita era raro, diferente. A pesar de las diferencias, estos dos personajes van a construir una relación a partir del acercamiento que el Barbita le propone a partir de mostrarle lo que se oculta en esos tubitos raros que despiertan el interés del Negro.
Por último, me gustaría comentar el último cuento que se titula “Cuento de arena”, versión libre de un tema oriental, según aclara Devetach, donde también el protagonista es un niño, en este caso, pobre que “se las arreglaba con algunas limosnas y raterías que realizaba para poder comer.” El niño concurría al mercado a escuchar a un narrador de cuentos y después de un tiempo se transformó él también en un narrador de cuentos. “Aprendió a leer y escribir, en un país en el que casi ningún muchacho como él podía escribir”, en el suelo y comprendió que “los cuentos reposaban en la arena con forma de palabras.” La escritura, entonces, aparece en el relato como una práctica artesanal que permite trasladarse a otros mundos y presentar universos ficcionales donde es posible escapar de la dura realidad que le toca vivir al niño. Además, la literatura es una forma de salvarse y reinventarse a pesar de todo.
Niños pobres, trabajadores, hambrientos; figuras de infancia que recorren los relatos incluidos en este volumen de cuentos muestran otra cara posible de la literatura para niños. Y, a su vez, la literatura, la ficción, la invención y la imaginación se presentan como salidas posibles a situaciones de exclusión y desigualdad. Toda una apuesta.
lunes, 25 de octubre de 2010
jueves, 21 de octubre de 2010
Hallazgos de un día cualquiera II: en San Nicolás
Hola a todos! aquí estoy de regreso después de varias semanas con mucho trabajo.
El fin de semana pasado estuve en San Nicolás (Provincia de Buenos Aires) invitada por el ISFD N° 127 para cerrar la semana del Profesor de Lengua y Literatura en el Bicentenario con una conferencia sobre la Historia de la enseñanza de la lengua y la literatura. Así que aproveché y me quedé con mi pareja a descansar el fin de semana en San Nicolás.
Siempre que viajo a una ciudad desconocida además de recorrerla caminando, exploro las librerías del lugar. En San Nicolás hay varias librerías, pero les voy a contar los hallazgos que hice en la Librería El buen libro que está ubicada en la calle Mitre, en pleno centro de la ciudad.
El viernes un rato antes de la conferencia, pasamos por la puerta y vimos algunos libros interesantes en la vidriera pero como teníamos que llegar al instituto dejamos la exploración para el día sábado. El sábado por la mañana salimos a ver qué nos deparaba El buen libro.
Entrar en esta librería es de por sí una aventura porque los libros se mezclan con mesitas para tomar un café y las estanterías rebosan de libros sin ningún orden aparente. Cada anaquel es una búsqueda del tesoro. Cómo describirles un lugar tan abarrotado de libros, unos sobre otros, en las mesas de exposición, en expositores de metal parecidos a los de las viejas verdulerías de barrio y al fondo un escritorio donde la dueña departe con los clientes.
Yo elegí explorar el sector de literatura infantil y encontré algunos libros que me interesaron, que finalmente compré.
Encontré la reedición de Cuentos ridículos deRicardo Mariño que hacía tiempo que quería comprar -la primera edición es de 1987 y por suerte en julio de este año Alfaguara los reeditó-. En este libro de cuentos Mariño vuelve a sus obsesiones literarias: el humor, la parodia, el juego con el lenguaje, las historias disparatadas y claramente ridículas. Cinthia Scoch y las metamorfosis que vive por culpa de una mandarina ridícula incia una serie de relatos divertidos y originales.
Seguí revolviendo y me topé con una antología titulada Poesía para chicos, también publicada en Alfaguara, que me hizo reencontrarme con versos tradicionales que recitaba de niña y poesías clásicas de Martí, entre otros. También se incluyen poesías de autores argentinos contemporáneos como Ana María Shua, Laura Devetach, Jorge Luján, Laura Cinetto, entre otros. Un recorrido por un género que, muchas veces, no tiene el lugar que se merece.
También me encontré con dos libros de Laura Devetach que no conocía: El enigma del barquero -que todavía no leí- y El paseo de los viejitos donde Devetach recupera esas historias donde lo comunitario y los lazos sociales se afianzan por las acciones de dos viejitos y, a su vez, el lenguaje juega y se reinventa para nominalizar la realidad apoyándose en neologismos y palabras que se transforman en música para los oídos.
Por último, también me llevé Historias de un primer fin de semana de Silvia Schujer que comentaré en algún otro post, porque todavía no leí.
El paseo por El buen libro me trajo nuevos textos y nuevas historias de nuestra rica literatura argentina para niños.
Espero sus comentarios de otras exploraciones de librerías que hayan hecho o que nuevos hallazgos encontraron.
Val
El fin de semana pasado estuve en San Nicolás (Provincia de Buenos Aires) invitada por el ISFD N° 127 para cerrar la semana del Profesor de Lengua y Literatura en el Bicentenario con una conferencia sobre la Historia de la enseñanza de la lengua y la literatura. Así que aproveché y me quedé con mi pareja a descansar el fin de semana en San Nicolás.
Siempre que viajo a una ciudad desconocida además de recorrerla caminando, exploro las librerías del lugar. En San Nicolás hay varias librerías, pero les voy a contar los hallazgos que hice en la Librería El buen libro que está ubicada en la calle Mitre, en pleno centro de la ciudad.
El viernes un rato antes de la conferencia, pasamos por la puerta y vimos algunos libros interesantes en la vidriera pero como teníamos que llegar al instituto dejamos la exploración para el día sábado. El sábado por la mañana salimos a ver qué nos deparaba El buen libro.
Entrar en esta librería es de por sí una aventura porque los libros se mezclan con mesitas para tomar un café y las estanterías rebosan de libros sin ningún orden aparente. Cada anaquel es una búsqueda del tesoro. Cómo describirles un lugar tan abarrotado de libros, unos sobre otros, en las mesas de exposición, en expositores de metal parecidos a los de las viejas verdulerías de barrio y al fondo un escritorio donde la dueña departe con los clientes.
Yo elegí explorar el sector de literatura infantil y encontré algunos libros que me interesaron, que finalmente compré.
Encontré la reedición de Cuentos ridículos deRicardo Mariño que hacía tiempo que quería comprar -la primera edición es de 1987 y por suerte en julio de este año Alfaguara los reeditó-. En este libro de cuentos Mariño vuelve a sus obsesiones literarias: el humor, la parodia, el juego con el lenguaje, las historias disparatadas y claramente ridículas. Cinthia Scoch y las metamorfosis que vive por culpa de una mandarina ridícula incia una serie de relatos divertidos y originales.
Seguí revolviendo y me topé con una antología titulada Poesía para chicos, también publicada en Alfaguara, que me hizo reencontrarme con versos tradicionales que recitaba de niña y poesías clásicas de Martí, entre otros. También se incluyen poesías de autores argentinos contemporáneos como Ana María Shua, Laura Devetach, Jorge Luján, Laura Cinetto, entre otros. Un recorrido por un género que, muchas veces, no tiene el lugar que se merece.
También me encontré con dos libros de Laura Devetach que no conocía: El enigma del barquero -que todavía no leí- y El paseo de los viejitos donde Devetach recupera esas historias donde lo comunitario y los lazos sociales se afianzan por las acciones de dos viejitos y, a su vez, el lenguaje juega y se reinventa para nominalizar la realidad apoyándose en neologismos y palabras que se transforman en música para los oídos.
Por último, también me llevé Historias de un primer fin de semana de Silvia Schujer que comentaré en algún otro post, porque todavía no leí.
El paseo por El buen libro me trajo nuevos textos y nuevas historias de nuestra rica literatura argentina para niños.
Espero sus comentarios de otras exploraciones de librerías que hayan hecho o que nuevos hallazgos encontraron.
Val
domingo, 3 de octubre de 2010
La mirada de Stella
En torno a la película Stella (2008) de Sylvie Verheyde, estrenada en mayo de 2010 en Buenos Aires y ahora distribuida en DVD.
En una escena de la película, un chico le pregunta a Stella "¿y vos dónde vivís?", ella responde "en un bar, en París." Stella vive con sus padres en un bar que a la vez es una pensión donde pasan el tiempo hombres de clase trabajadora tomando, jugando al billar, a los flippers y a las cartas. Stella vive en ese mundo pero, a la vez, forma parte de un mundo más acomodado cuando va a la escuela.
En una escena de la película, un chico le pregunta a Stella "¿y vos dónde vivís?", ella responde "en un bar, en París." Stella vive con sus padres en un bar que a la vez es una pensión donde pasan el tiempo hombres de clase trabajadora tomando, jugando al billar, a los flippers y a las cartas. Stella vive en ese mundo pero, a la vez, forma parte de un mundo más acomodado cuando va a la escuela.
A medida que avanza la historia la voz en off de Stella se entrama con las escenas donde la niña va descubriendo la mentira, el engaño, la amistad, el pasaje de la infancia a la adolescencia, el amor y cada uno de los sentimientos y vivencias que vive una niña de once años que se siente rara y diferente a los demás.
En el mundo de la escuela conoce a Gladys, una chica que dice ser "judía de Argentina" cuyos padres son exiliados. La amistad con Gladys le abre un universo desconocido lleno de libros, discos y saberes ajenos a la vida de apuestas y música que se vive en el bar. La escena en que Stella entra a una librería y elige tímidamente un libro da cuenta de lo distante que está esa práctica cultural en su universo de clase trabajadora y cómo, tal vez, la amistad con Gladys que lee libros y habla de ellos le permite descubrir un mundo que hasta ese momento le era totalmente ajeno.
A partir de allí, la entrada a la literatura a través de la amistad con
Gladys le muestra que la escuela puede ser un lugar de oportunidades, a pesar de sentirse extraña y distinta a sus compañeras.
Gladys le muestra que la escuela puede ser un lugar de oportunidades, a pesar de sentirse extraña y distinta a sus compañeras.
La película muestra con poesía y belleza el mundo de Stella, esa niña que se siente ajena, sola, aislada; es decir, muestra, con delicadeza y belleza la mirada de una niña que está buscando su lugar en el mundo.
Para ver algún avance pueden ir a: http://www.youtube.com/watch?v=hxjFS5tlaDE
Suscribirse a:
Entradas (Atom)